30.12.10

so, do you really
want to know
how
it feels
to
be
the clown
at midnight,
when there´s
no one
left
but one last joke
and it´s on you?

29.12.10

26.12.10

WHITE NIGHTS, un poema de Paul Auster

No one here,
and the body
says: whatever is said
is not to be said. But no one
is a body as well,
and what the body says
is heard by no one
but you.

Snowfall
and night. The repetition
of a murder
among the trees. The pen
moves
across the earth: it no longer knows
what will happen, and the hand that
holds it
has disappeared.

Nevertheless, it writes.
It writes:
in the beginning,
among the trees, a body came walking
from the night. It
writes:
the body's whiteness
is the color of earth. It is earth,
and
the earth writes: everything
is the color of silence.

I am no
longer here. I have never said
what you say
I have said. And yet, the body
is a place
where nothing dies. And each night,
from the silence of the
trees, you know
that my voice
comes walking toward you.

18.12.10

tan temprano es también demasiado tarde

llegue
temprano
creyendo que había
llegado tarde.
me fui
pensando
que todo
había terminado
cuando no se había dado
ni siquiera
el principio.

)esto me pasó
muchas veces
a veces
como metáfora
o otras veces
exactamente
así(

colaboramos
con las pequeñas tragedias
cotidianas.
que acaecen
y no son tanto ellas mismas
sino la
ironía
la que vuelve y
tabletea
sobre la persiana
de la
madrugada
- persiana inquieta
de viento exhalado impuro
excrecencias
de lo incumplido. -

y cuando
me reposiciono
en la cama
porque tengo calor
y mi pierna
da
con una parcela
caliente

que las sábanas y el universo
son
también
sus cómplices.

12.12.10

Apuntes sobre la calma objetal

Algo petrifica a las cosas. Esa quietud no es propia de ellas. Probablemente se trate de la fuerza que sostiene la apariencia del mundo. Las cosas están sometidas. Se fuese por ellas, harían lo que todos: derrumbarse.


-- Desde iPhone

11.12.10

aleturgia

Al fin de cuentas, lo que importa decir, no será dicho. En algún punto, antes de todo, hubo un pacto: el silencio, a cambio de la verdad. Por eso ahora, aquí, hay que decir otras cosas.

10.12.10

29

"(...) Por eso el cumpleaños no puede ser la conmemoración de un día que ya pasó, sino que, como toda fiesta verdadera, es abolición del tiempo, epifanía y presencia de Genius."

del delicioso ensayo Genius, en Profanaciones;
Agamben

Aunque de todos modos no deja de acarrear para mí la melancolía de las cosas redondas y clausuradas: es el momento en que, por su concreción (que es lo mismo que su fin) la cosa en sí - el año - se vuelve visible (no sólo visible: sino imposible de no ver) y es inevitable sacar cuentas como es inevitable leer las publicidades de los carteles de la calle cuando distraidos miramos por la ventana del colectivo. Y esas cuentas van a dar siempre mal, por la presencia irresoluble de lo incumplido: no como cosa que desea cumplirse (ahora, en algún punto, aunque sea tarde o después), sino como pulso de lo incumplido con el que somos llamados a convivir; no como lo perdido, sino como la relación con lo perdido.

Mientras duraba, había esperanzas. Tal vez, al final, un golpe sorpresivo daba vuelta el tablero. Tal vez la somnolencia del argumento era una táctica audaz, que preparaba una sorpresa memorable. Ahora, ya no. Ahora, el año puede ya ser juzgado, desmembrado. Y la autopsia guardará un registro frívolo de lo que pasó. Y la memoria, casi siempre atiborrada del vértigo del presente, se distrae de vivir y relee todo lo que ha cada instante se ha olvidado - las pequeñas cosas, lo detalles ínfimos, lo que casi estuvimos por hacer, etc -. Es un poco triste. Y pasa, como todo.

9.12.10

ética de la imaginación

"¿Qué debemos hacer con nuestras imaginaciones? Amarlas, creerlas a tal punto de tener que destruir, falsificar. Pero cuando, al final, ellas se revelan vacías, incumplidas, cuando muestran la nada de la que están hechas, solamente entonces pagar el precio de su verdad, entender que Dulcinea - a quien hemos salvado - no puede amarnos."

Agamben
en Profanaciones.

27.11.10

Ego mortus

Entre las cosas que no entiendo
Esta este asunto
de vivir
De pasar
Por los dias
Como si no fuese todo
A Morir.
Llenamos las horas
Con minucias
Con pavadas
Con eventos tan fútiles
Y al final
Nos morimos
Y la muerte
Nos interrumpe en cualquier parte
Yo estoy
En la noche
Y me quedo viendo
Una pelicula malísima
Que ni siquiera elegí
Que apareció
Un poco de casualidad
En el medio del zapping
Y no llamo a mi madre, y no
Abrazo a la mujer que amo
Y que duerme
Sola en la habitación
Y no escribo las cosas
Tan importantes
Que dije que iba a escribir
Y lo dejo para después
Para mañana
Donde me distraerá
Alguna otra cosa tonta
Qué estoy haciendo acá?
En este sofá y
En este mundo
Me voy a morir
Las cosas son así
Pero mañana voy
A ir a un pagofacil
Y pagar el celular y
A comprar atún y salchichas en
El supermercado
Y es probable
Que no me muera
Que el día también pase
Donde están las grandes acciones
Que soñé para mí?
Cuando me muera la muerte
Va a partir un día intrascendente
Por la mitad
No quiero
Escribír un poema
Para preguntar para qué
Lo que me aterra es
Esta forma ilusa y primitiva
De vivir todos
Como si no fuésemos a morir
La existencia de bancos, de shoppings,
De ropa cara y ropa
Que pasa de moda
De puentes y aviones
Y hamburgesas químicas
Y perros con la pata rota
En la calle
Y programas de tv
Sobre chismes de gente
famosa,
Y tantas marcas de autos
Y tantas marcas de papel higienico
Y tantos modelos de ataúdes

Todo eso y
También yo
Con
Mis pequeñas cosas
Mis libros
Mis gatos
Mi bolsa de ropa sucia a un costado
De la habitación
Mis mails sin responder
Las personas que pospuse
Las mentiras que dije
Los discos apilados
El cajón de medias huérfanas
Los cuadernos que llené
Con no sé bien qué
Todavía
Yo con mis memorias falsas
Mis heroísmos de un pasado
Que no existió
Con los libros en la biblioteca
Que no leí
Y mi aptitud para callar
Las cosas importantes
A las personas que me importaron
Y la factura de mi visa
A fin de mes
Y esta indiferencia
A las cosas vivas
Y mis poemas
Largos
Todo eso
Existe
Porque mis conocimientos
Son secuenciales
Como el cine
Puedo apreciar el suspenso de la trama
Porque el final
Aun no llegó
Si supiese el final
Y todas las demás partes
Simultáneamente
Todas esas otras partes
No tendría sentido
O sí
Lo tendrían
Pero uno solo
Emancipado ya
De toda gracia

Porque me voy a morir
Pero no lo sé
Lo olvido la mayor parte de mi vida
Y malgasto
Las pocas monedas que tengo
En monotonías inútiles
Muy mías
En las que embarco
Todos mis soldados
Pero que significan nada
O muy poco

Si me vieses ahora...
En el sofá blanco
Con mi bata negra
Sin afeitarme
Desde el martes
Con el pelo revuelto y en la mesa
La ráfaga de restos de comida de la semana
Y modigliani,
Mi gato
Yendo y viniendo
Acostandose sobre mis piernas
Y luego yendo a la cocina y así
Mientras escribo
Estas cosas en un iPhone
Para tratar de demostrarme
Que estas cosas que me pasan
Son trascendentales
Son singulares, son mías
Tratando de transmutar
Esta congoja de finitud
Por una materia sensible
Que signifique algo
Que suene lindo
Pero no
Aun si el poema
Valiese algo
Me voy a morir
Y mañana
No me voy a acordar de esto
Mañana
Cuando alguien me diga
Que el poema
Lo conmovió
Voy a decir gracias
Y llevarme el crédito
Por haberlo escrito
Y así esto
Que tiene mucho de grito
Y que es
En buena parte
Mi horror ante la
Muerte
Y sobretodo
Ante lo pasajera que es esa conciencia
De fugacidad
Así esto va a contribuir
Con la postergación
De las cosas importantes
Que no se qué son
Pero seguro
No son estas
A quien le importa
Ser profundo, inteligente
Lírico,
Nos vamos a morir
Vos también te vas a morir
Tu muerte
Va a ser común
Te vas a resbalar en el baño
Te va a pisar un auto
Te va a dar un paro cardíaco de repente
O una noche te acostas
Y quedas ahí
Y listo
Nada mas.
Nada.
Las muertes son comunes
Y no le inportan a nadie
Los muertos son barridos del escenario
Por el empleado de dependencia
Y las cosas siguen
Errantes, absurdas, sin dirección
Sin sentido
Sin nadie que conduzca
A la deriva
Las muertes son comunes
Rara vez alguna no lo es
Salen en la tele y tienen
Su momento
Que warhol - otro muerto -
Ya cronometró.
Yo me voy a morir
No sé de qué
No sé cuando
Quisiera que no me duela quisiera
Que mi vida signfique algo
Pero sobre todo quisiera
No morirme
Morir
Arruina todo
Pero me voy a morir
Tendría que comer mejor
Tendría
Que hacer gimnasia
Y no lo voy a hacer
Hace años que digo
Que tendría que hacer eso
Y tantas otras cosas
Son lenguaje nada mas

Me voy a morir
Me gustaría que algunas pocas personas
Supiesen que fueron
Importantes para mí
Me gustaría no discutir estupideces
Y hacerles la vida un poco mejor
A mi madre y a mi chica
Pero me voy a olvidar de todo esto
Incluso ahora me cuesta fijar la idea
De que me voy
A morir me distraigo
Con palabras
El verso me distrae
De lo que me pasa
Se me cae una pantufla del pie
Que tenía cruzado
Y estalla contra el piso
Modi se estaba lavando y se
Detiene
Y mira la pantufla
Y se baja del sofá
Y la mira de cerca
Y después
Mira por la ventana
Amanece
Cuantas veces amaneció ya?
Es triste
Que a mi no me importe
Que haya creído
Que ya vi el amanecer y que no tiene
Nada ya para decirme
Hice café
Y le puse
1 cuarto del pote de dulce de leche
No es Starbucks
Pero está bien
No sé nada nadie
Sabe nada
Hacemos de cuenta, ponemos
Caras, pretendemos
El sol sale casi siempre
A la misma hora
Y te aprendiste los colectivos
Que pasan por las calle
Cerca de tu casa
Y con eso vas a hacer tu vida
Como si todo lo que viste
Fuese absoluto
Y no circunstancial
Ahora
El café se enfrió
Y yo me voy a morir
No quería escribir estas cosas
Quería
Sentarme en el sofá
Y escuchar un disco de lou reed
Y j j cale
Y tomar un capuccino
Con dulce de leche
Qué triste
Que esto tampoco
Signifique nada
Por qué iba
A ser importante?
No tendría que haber
Escrito
Esto No hay que escribir
Cuando la máscara, herida
Trastabilla.
Se mueven cosas dentro mío y yo
A veces
Trato
De documentarlo
A veces las palabras
Me salen bien
No es importante
Es el ego
Que quiere persistir
Es el horror
de ser banal
Es la fuerza idiota que destino
A hacer de cuenta
Que algo vale la pena
Que algo puede
Tener sentido
Son momentos de plegarias
Y me averguenzo
Yo
Que me reí de los creyentes
Que llamé ilusos a los que tenían fe
Y esperaban algo
Que fui cínico y despiadado con
Los que tenían esperanza
Hice de la escritura una religión.
No, ellos no tenían razón
Pero quien lleva la cuenta
De las certezas?
No hay nada. Nunca hubo nada
Solo esto
Amar a una mujer
Tirados los dos en el pasto
Mirando las luces de las estrellas muertas
No hay nada
Solo esto
Y la rara y esporádica conciencia de la muerte
Que nos enfrenta a la inutilidad de todo
Y nos fuerza a pensar
Que había cosas
Que hubiesen significado
Algo
Que pudieron cambiarlo
Todo
Y para las que
Fallamos.



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22.11.10

la verdadera trama de oriente (Bin Laden - Osho)

Era absolutamente evidente. Tanto que sucedió en la cara de todo el mundo, y nadie se dio cuenta. Las cosas más extrañas dan su peripecia más inverosímil frente a las narices de los espectadores del mundo, que jamás se han detenido a reparar que la estrategia de lo absurdo es lúcida: sucede imantado a una transparencia que lo delata tan imposible, tan irreconciliable con lo pensable, que adopta la apariencia de algo que no definitivamente no sucede (la ficción) o se acepta con la naturalidad de algo que ha sido siempre así (la política). Este caso es el primero. Para perpetrar completamente su misión de destruir occidente, Bin Laden se disfrazó de Osho. 










Socavar la conciencia de una civilización es más lento pero más drástico que tirar edificios. Desde luego, los edificios son meramente simbólicos. No implican una modificación drástica. Han sido un ardid distractivo. Estaban predispuestos a teatralizar el horror y el pánico en occidente, para que sus mentes menos avisadas (las masas, casi todos, etc) huyeran hacia la "espiritualidad". Por supuesto, estaba contemplado que occidente no produciría su espiritualidad, sino que compraría una en las gondolas donde se venden modos fáciles de cocinar pescado, o de armar estanterías. Y ahí, Bin Laden, en sus ropajes de Osho - el mismo no trató de disimular demasiado, ya que era tan inverosímil que jamás nadie haría el puente entre uno y otro - trasvestiría la moral y la principiante inteligencia de una civilización, lentamente trabajaría dentro de la conciencia de los pueblos, y eventualmente los viraría hacia la venganza terrible. 

 *
  
Desde luego, Bin Laden comprendía que su labor era tan mesiánica como vasta, y que no convenía encarar solitariamente semejante empresa. Convocó a pseudo-pensadores del mundo para que colaborasen con él (desde luego, sin saber que colaboraban). Seleccionó aquellos que, ya sea por su predisposición para la idiotez o por su poca pericia a la hora de producir una línea inteligible, albergaban en sí la mayor capacidad de daño. No quisiera dar nombres - no me toca el rol de acusar, sino el de instaurar esta sana sospecha para que aun pueda librarse la batalla final con alguna dignidad. Pero si usted cree que estamos hablando de Stamateas, Hicks, Chopra, Rhonda Byrne, y el peor contador de chistes de la radiofonía, Ari Paluch, probablemente sea por algo.


Así que, ojo. (Ojo con Osho).

Por el bien de la humanidad, cuando vea alguien con uno de esos "libros", reducido a esta inhóspita actividad, parasitado por los poderes oscuros del fin del mundo (pensante) arrebate del prójimo estos hechizos perversos que los han hipnotizados y revertido al nivel intelectual de una mitocondria, y sustituya un Stamateas por un Sartre, un Paluch por un Roth, un Coelho por un Levrero. 

He dicho esto, y ahora temo por mi vida. Bin Laden no me dejará pasar esta. Haremos de cuenta que esto ha sido una ficción más. Un juego, un delirio. Me cuidaré las espaldas, por si acaso. Y ustedes. Ustedes no escatimen violencias: un  buen y oportuno puñetazo a la mandíbula metafísica de la pereza intelectual puede despertar del embobamiento matrixiano a más de uno. 



Los libros no son lugares donde buscar respuestas. Son principios de otra cosa. 

























16.11.10

Primer día de trabajo

En mi primer día
De trabajo
Llego demasiado temprano
Y voy a una plaza
A hacer tiempo
Me siento
Y como unos biscochitos
Don satur
Y miro
El oleaje del viento
Entre las hojas
Loros
Que chillan
Camuflados en
Los arboles
Y homeless durmiendo
Sobre el pasto algunos
Otros
En los bancos
Y un grupo
De viejos
Haciendo algo
Parecido a yoga
Con movimientos lentos y llenos
De torpeza
Sobre todo una
Con jogging rosa
Fosforescente
Que llega siempre
Tarde y mal
A los movimientos del profesor
Un señor mayor
Con apariencia oriental
Aunque claramente no lo es
Pero se le ocurrió
Sacar provecho de ese
Rostro achinado
Y
de repente
Un pájaro
Que venia volando
Cae al piso
Muerto
Lo veo
Clavarse
En el piso
Con un ruido seco
Que las hojas
Apagan.

Qué significa esto?
Significa algo?
Lo arbitrario de
Las cosas

No se

Pero me quedo
Mirando
Y me extraña
Mucho
Ver a otros pájaros
Acercarse
Y mirar
Cada vez
Son mas
Como una congregación
O el tumulto
Humano
Que se forma alrededor
Del espectáculo
De un accidente
De tránsito.
Miran al pájaro
Silban algo
Se van
A los arboles cercanos
Y vuelven
Y yo siento
Quien sabe sensibilizado
Por qué cosa que
No se lo esperaban que
Estan tristes
Con su tristeza
De pájaro
Que
Conversan entre ellos
Lo arbitrario
De las cosas.

Pero no sé
Si los pájaros
Tienen tristeza
O todo
Lo que vemos
En las cosas
Son sombras
De algo
Que en
Nosotros
Oscureció.




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13.11.10

an ode to the dream shaper

Debo buena parte de mis relatos a tramas que se principiaron en ese espacio onírico. Tal vez fui mezquino y abusé de ese puente, y traje demasiadas cosas de ese otro lado, y en uno de esos trayectos algo mío se cayó, y quedó allá, y su nostalgia de este lado con el tiempo se hizo sueño, y soñó, para consolarse, con todo lo que había aquí creando espejismos y duplicaciones aproximadas de todo, hasta de mí mismo. No lo sé. No sé nada. Me parecería insensato que no existiese una sanción severa para aquel que hace visible lo que ve en el territorio onírico. Se trata de algo tan poco noble como el comercio con los muertos. Temo incluso que los objetos de la casa sean cosas largamente dormidas, que en cualquier momento pueden despertar. Y recuerdo a las estatuas, y siento su petrificación como un longevo sueño donde traman la venganza. He sido arrastrado hasta la paranoia de las cosas quietas.

7.11.10

love poem

Errando en el goce ocioso de la mañana desocupada de un domingo frente a la pc, y luego de desayunar tostadas con manteca y dulce de leche, trato de escribir algunas cosas pero Modigliani acostado en el teclado interrumpe con sus intermitencias mi labor. Entonces, yendo de acá para allá, leyendo poemas de Cummings y de Carver,  escuchando a John Cale y Lou Reed sobre Warhol, corrigiendo al pasar textos de libretas añejas, etc doy con un poema de Bukoswki que había leído hacía mucho pero en castellano y todavía ahora me entristece profundamente. Y pienso, si existe esa tontería publicitaria que llaman amor, debe ser algo así, tiene que doler así, tiene que dejar estas secuelas irreversibles.


for Jane;


225 days under grass
and you know more than I.
they have long taken your blood,
you are a dry stick in a basket.
is this how it works?
in this room
the hours of love
still make shadows.

when you left
you took almost
everything.
I kneel
in the nights
before tigers
that will not let me be.

what you were
will not happen again.
the tigers have found me
and I do not care.

Charles Bukowski 



_____________


* Su perfección queda establecida en el primer verso: 225 días. ¿Qué son 225 días? Nada. No son nada. 365 son un año, 30 son un mes, 5 o 7 una semana. 225 no son nada. No es un aniversario. Es nada. Algo ha de importarnos demasiado, algo tiene que haber significado todo como para computar una ausencia de 225 días. 

5.11.10

tedio, so far

diario de un lector

Después de un bonito y prometedor primer párrafo, el tedio de las primeras 40 páginas de Historia del pelo, de Alan Pauls, me exige considerar la tentación - tan poco recurrente en mi disciplina - de abandonar la novela, devolversela a esa muchacha que me la prestó y seguir con otras cosas. Aun así - en la danza monótona e inútil con el Tedio -, el fetiche del libro, en el que persevero tantas veces sin esperanza, y cierto aura que queda de haber leído con agrado la primer parte de El Pasado (y claro, haber leído hace poco en Entre paréntesis, que Bolaño considera a Pauls uno de los mejores escritores latinoamericanos) hicieron que hoy - que tuve que pasar el día en el centro, y en salas de espera de clínicas donde fui abierto y escrutado desde diversos ángulos (muchos de los cuales no me favorecen mucho) - atravesado el umbral de la cincuentena de páginas, hallase cosas que me provocaron cierta - todavía leve, modesta - simpatía.

*

Y ahora que terminó de escribir, horrorizado por la cantidad de suborbinadas, se pregunta para qué. ¿Con qué objeto continuar una lectura tediosa? Tiene tanto por leer, tantos libros que lo esperan, que lo incitan. ¿A qué aferrarse al tedio? No le pasa con las películas (se levanta de inmediato, o cambia de canal, o borra el archivo y mira otra cosa), no le pasa con la música (degusta los primeros segundos del track como una copa de vino, y es luego seducido o violentamente rechazado). Le pasa con los libros. Se hunde en ellos aun cuando no le reporten nada. Puede tratarse de un desierto sin esperanza de oasis que lo interrumpa, y él persistirá hasta la última partícula de arena, insensatamente.

2.11.10

Esperar en el lenguaje

Escribí un poema. Sobre la muerte. Y sobre mi. Pero no puedo publicarlo porque va a ser relacionado con los eventos de publico conocimiento, acaecidos la semana pasada y aun replicando por todas partes. Voy a tener que dejar pasar un tiempo. Lo cierto, es que no tiene nada que ver con lo que pasó la semana anterior. Es solamente que me gusta Doctor Who. Doctor Who es una serie britanica y comenzó en 1963. El doctor - un alienígena que viaja por el tiempo - fue interpretado por diversos actores. El décimo doctor fue encarnado por David Tennant. Y con el tiempo me viene pareciendo cada vez más un extraordinario actor. Y pasé por una página donde bajo series para ver si había algún capítulo nuevo de Fringe y no había. Pero tenian una nueva serie y vi el afiche y me pareció que era Tennant y entré al post y efectivamente era. Entonces la bajé. Y me hice café y la vi. Vacié medio pote de dulce de leche en el café para hacerme la idea de que estaba en Starbucks - y cuando encontraron el dulce de leche y lo vieron diezmado me pidieron explicaciones y le eché la culpa al gato. En la serie Tennant es un padre de familia. Tiene 4 hijos o 5 y su mujer muere en un accidente de tránsito. No me atraen los dramas familiares. Pero hubo algo de la arbitrariedad de la muerte y de lo maravillosamente bien que actúa Tennant que me toco algo. Y escribí el poema. Que es sobre mí, no sobre la serie ni sobre Tennant. Ni sobre lo ocurrido la semana pasada. Y ahora escribo esto, lo escribo mal, casi como al pasar porque la potencia que hubo en mí se agotó en la ráfaga del poema. Y ahora queda muy poco o casi nada. Pero escribo igual, un poco aletargado, ya pasada la posibilidad del fulgor y la significacion. Un epitafio desganado escrito por un muerto indiferente. Pero lo escribo para alejarme del poema; no para explicarme. Escribo mas bien porque siento pena por no poder publicarlo ahora. Escribo como una de las formas de la espera. No es la primera vez.


___________
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31.10.10

estas palabras movieron algo

"(...) You know I don't dream.
But last night I dreamt we were watching
A burial at sea. At first I was astonished.
And then filled with regret. But you
Touched my arm and said, - No, it's all right.
She was very old, and he'd loved her all her life."

All her life
Raymond Carver

29.10.10

"Menos" en Hernandez, y para todo el país - y etc.

 
 
"menos" ya está en la librería Hernandez, y puede ser comprado on-line desde cualquier parte del país, o - ya que estamos - del mundo. el costo de envío es variable, pero me han asegurado que es sumamente modesto. 
 
No quedan muchos ejemplares, así que les dejo el link aquí
 

28.10.10

Umbral

No te dejes puestos
los audífonos,
me dijo un tipo
que estaba tirado
entre la basura de la esquina.
No te los dejes
puestos,
sacatelos. Tenía la cara maltrecha
La boca sin dientes
y en las uñas una tierra
milenaria. Es peligroso,
nunca te los dejes puestos.
Había cartones, latas,
basura atada
con piolines de pizza,
había bolsas
agujereadas y comida podrida
Hay voces. Es peligroso.
Vi dos perros
Que se despertaron raquíticos tristes
Enfermos. Y me miraban.
Es peligroso.
Alguien puede hablarte, yo escuché
una voz
Ingrávida
y penumbrosa desde dentro
de los audífonos
apagados. Temblaba cuando decia
Esto y tambien sonreía. Tenía
la ropa antigua,
ajada, despedazada por mil noches
rodando sobre la áspera rocosidad
De las horas yermas. Es
peligroso, pero si
te pasa y llegas
a escuchar no
Le respondas no
hagas Nada
De lo que te dice igual
Si te habla...
Y ahí hizo un gesto
Como de ineluctabilidad
Yo acá por las dudas
Te guardo un lugar.


Y palmeó unas bolsas de basura en un surco de la calle.




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24.10.10

nada

Son muchas las horas de nada, y los desplazamientos más mínimos pueden imbricar una trama - la imaginación necesita respirar, articularse, moverse, estén de turno ese día las musas o no.

bis

(La escritura necesita moverse también, aunque no tenga nada para decir: es un instrumento que debe afinarse para que cuando algo suceda - si es que algo sucede alguna vez - pueda hacerse cargo dignamente)

23.10.10

ficción

(...) Pronto, la cosa que quiero decir, en el mismo gesto de decirla, se me vuelve ficción. Si yo tratara de sostener una lealtad estricta a “lo que realmente pasó” estaría condenado al balbuceo, a la errancia, al soliloquio ininteligible. Suelo pensar que quien produce ficción no es ya alguien en posesión de un don, o de una vocación: es la constancia del fracaso permanente de reponer lo real.

20.10.10

El ansia

Mientras cruzas las avenidas
Esta ahi lo podes
Sentir.
Cuando faltan 10
Segundos para que el semáforo
Se ponga en verde
Las intermitencias de los motores
Gruñen una ansiedad monstruosa
Prótesis casi
De los conductores
Que adentro
Transpiran las manos
Estrangulando el volante
Con la respiración
Lasciva
Y los ojos inyectados
Rojos reflejando
El semáforo
Que los retiene
Sufren
Detenidos ahí
No van
A ninguna parte pero tienen que ir
Rápido
Tienen que ir ya
Ahora
Sufren
Y vos pasas sin saber
Esa agonía
Que los deforma
Ni cuanto tiempo más
lograrán combatir el ansia
De seguir
Y pasarle por arriba
A lo que venga
Y seguir

Pero vos cruzas la calle
Compras algo en el kiosko
Y llegas a tu casa
Esta vez.





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11.10.10

madrugada y Bukowski


Entonces, esto soy yo. Cenando solo a las 6 de la mañana de un lunes feriado. Las persianas bajas, para postergar la noticia de las primeras luces. Cociné una milanesa de pollo con papas fritas congeladas. En la mesa, el arroz que J. abandonó hace horas (J. en la habitación de al lado, duerme, después de haber vomitado todo el domingo). No hice ni concibo la posibilidad de tener ganas de empezar a hacer todo lo que tengo que hacer. Los mails por responder me cansan en su prefiguración. Ni siquiera el ánimo como para escribir una línea de nada. Y ni siquiera es tristeza - eso es lo peor. Es la serena apatía de la inercia. La dolencia de la futilidad: esa monotonía circular y calma que se instala después de haber sentido lo innecesario que es todo. Las milanesas están bien - las hizo mi abuela, y habitaban el freezer un tiempo incalculable. Como sentado en el sofá. Los aderezos (mostaza, mayonesa, barbacoa) apoyados sobre los blisters vacíos de buscapina y dos sobres de uvasal que tuve que ir a comprar al chino a media tarde aun cuando me había propuesto no salir a la calle hoy. Estoy viendo un documental sobre Bukowski. Born into this. Lo bueno es que compila centenares de filmaciones de Bukowski y no se trata de un manojo de conocidos diciendo lo grande que era ahora que está muerto. Y en una entrevista que le hicieron en 1983, le preguntan cuál es tu definición del amor. Y Hank prende un puro, y contesta:

- Love is a fog and it burns with the first daylight of reality.

Entonces tengo que dejarlo en pausa, venir, y escribir esto. Casi no me distrae el caos que impera en el escritorio - cuento, un poco de casualidad, los libros apilados desprolijamente y que tampoco transitaré ni restituiré a su lugar: 19) Y cuando vuelvo, Modigliani se ha comido buena parte del último resto de milanesa. Y mientras lo veo huir, un poco culposo, ya distingo las luces perezosamente amarillentas del día que comienza. Y siento un poco de nauseas. Por esto de esar vivo. Y que no signifique nada. Y me digo que tendría que hacer una escala en la habitación, y ver cómo esta J.

7.10.10

la poesía venidera




underneath the stars

Floating here like this with you
Underneath the stars
Aligned
for 13 billion years
The view
is beautiful
And ours alone tonight
Underneath the stars

Spinning round and round with you
Watching shadows melt the light
Soft
shining from our eyes
Into
another space
Is ours alone tonight
Watching shadows melt

away, the waves break
And the waves break

Whisper in my ear a wish
"We could drift away"
Held tight
Your voice inside my head
The kiss
is infinite
And ours alone tonight
"We could drift away"

Flying here like this with you
Underneath the stars
Alight
for 13 billion years
The view
is beautiful
And ours alone tonight
Underneath the stars

with everything gone
And all still to come
Together as now
Forever as one
In each others arms
So near and so far
Together as now
Underneath the stars

As the waves break...

***

Eventualmente, habrá que agarrarse a trompadas con los poetas. Y con métodos que no escatimen en violencia dejar en claro que la poesía no es propiedad del verso. Ni del pasado. Cuando a Giorgio Agamben le preguntaron si seguía escribiendo poemas, dijo: claro que sí, mis libros de teoría. Por eso, si la poesía vale aun la pena no es la cosa muerta que atiborran los libros poco necesitados, ni las pavadas que leen los púberes en cada vericueto pseudo cultural que ocurre en los territorios ociosos del sistema. Está en las palabras que los alaridos de Robert Smith hilvana, está en las secuencias un poco estática y silenciosa de Kitano, está en los textos de Roland Barthes o de Jean Baudrillard, está en los conejos de la sit-com de Lynch, es los gags de Woody Allen, en los silencios incómodos de Ricky Gervais, en casi cada cosa que cante Thom Yorke, y en la tristeza célibe de Morrisey, y en las viñetas de Neil Gaiman o de Art Spiegelman, y en la visceralidad de Frank Miller o Tarantino, en la prosa de Alessandro Baricco y de Aira, y en los laberintos de Spregelburd, y en la manera en que Stephen Hawking explica el tiempo y en la manera en que Phillip Dick dobla el tiempo, y en los ojos de Modigliani o los pincelados furiosos de Vincent, y en los delirios de Alan Moore y en la vocación por el extravío y la convivencia con el enigma que significó Lost, y las vicisitudes vertiginosas de Jack Bauer, y en el caracter de permanente desubicado de Larry David, y en las clases de Literatura del siglo XX de Link, y en lo innecesario de las palabras en Kim Ki Duk y en el fervor por el melodrama en Wong Kar Wei, y en la lucidez del germen de la violencia en Haneke, y en la voz corroída de Tom Waits, y en cualquier cosa que haga Nick Cave, y en la cognición del yo contemporáneo que sufre y discurre en Zambayonny, y en el piano de Amanda Palmer, y en todo lo que desmembra Godard, y en las grabaciones que me quedan de Fernando Peña, y en el disparate normativo de Dr Who, y en la lectura de los textos elusivos de Foucault, y en la manera en que todo se rinde ante Sigur Ros, y en la travesía del derrumbe que es El Salmón, y en la inhumana velocidad de Messi, y en la mera presencia de Roberto Benigni o en la ansiedad de esperar el próximo film de Nanni Moretti, de Greenaway, de Svankmajer, y bueno: en alguna que otra conversación trasnochada con algún amigo y en todo todo todo lo que quede por descubrir.

La poesía, 
emancipada, no ha 
de circunscribirse 
al verso. 

Pero no, no voy a continuar una enumeración que lindaría con lo inacabable. Aunque sí creo que esto significa que la informalidad tendrá su forma y su lugar, y abriremos un día de estos un par de secciones, a saber (y a falta aun de un título apropiado): 1- diario de un lector; 2- diario de un televidente; 3- diario de un cinéfilo; 4- diario de un melómano; 5- etc.


No está mal, cada tanto, que un blog atento a la cadencia con la que el viento mueve las cosas muertas, documente detalles de lo vivo.

6.10.10

poesía

la vida es una excusa 

(...) Y finalmente Adorno estaba equivocado. Hay poesía después de Auschwitz. ¿Por qué no iba a haberla? ¿Por qué la poesía se detendría ante un par de cuerpos muertos (aun cuando esos cuerpos fuesen millones o millones de millones)? La literatura puede hacerse cargo de todo, de lo que sea. Esa es su perversión más específica. El hombre es el único ser vivo sobre la tierra que necesita historias para vivir. Y así la ficción, que en algún punto llegó para distraernos de la monotonía de la vida, ahora ya no hay nada que no vampirice. No importa la miseria, la masacre, el abismo, las guerras, etc. Todo será relato, todo será escenografía.

2.10.10

love; a definition


el amor es la espera
por un colectivo
que no pasa por esa calle
o bien
confundido o harto
haberse subido a otro
que parecía que nos dejaba cerca

1.10.10

Clarín & Debret Viana



Me entero, poco más de dos semanas después, que haber sido merecedor del peor puesto posible (un rincón tristemente aislado donde nadie pasaba) en la Feria de escritores y editoriales, en la Plaza del Lector de la Biblioteca Nacional, fue recogido por Clarín - infiero que el caracter despojado y miserable del stand donde un par de ejemplares de "menos" estaban arrojados a su suerte de olvido y indiferencia, conmovieron al gran multimedio.

Humildemente, solo me resta decir: Eloísa Cartonera: bite the dust!

30.9.10

twitter

y ya estamos en
Follow posmoespasmo on Twitter




Hasta ahora, la única virtud que encuentro en twitter es la posibilidad de insultar a personas inaccesibles en la vida real.

29.9.10

paredes

Oigo incluso como ríen
las montañas
arriba y abajo de sus azules laderas
y abajo en el agua
los peces lloran
y toda el agua
son sus lágrimas.
Oigo el agua
las noches que consumo bebiendo
y la tristeza se hace tan grande
que la oigo en mi reloj
se vuelve perillas en la cómoda, se vuelve papel sobre el suelo,
se vuelve calzador,
ticket de la lavandería,
se vuelve humo de cigarrillo
escalando un templo de oscuras enredaderas...

Poco importa
poco amor
o poca vida
no es tan malo.
Lo que cuenta es observar las paredes.

Culminación del dolor
Charles Bukowski

27.9.10

"menos" agotado




"(...) estudiantes de filosofía y letras fuera de quicio porque las existencias de "menos" (el libro de Debret Viana), está agotado en la librería Gambito de Alfil (bonifacio 1402) cortan la calle y se manifiestan tomando la Facultad de Letras. Debret Viana, el autor, trató de calmar a la muchedumbre furibunda prometiendo que el lunes ya habría stock del libro, a lo que el sector de alumnos de bellas artes respondió que de no ser así sembrarían el caos por toda la ciudad sustituyendo de cada semáforo el color rojo por otro que quedase más lindo", informó Diario "El Sorrentino"

 *

Previniendo el probable caos que paralizaría al barrio de Palermo, ya hay existencias de "menos" en la librería Crack-Up (costa rica 4767). El propio Larreta intervino en la situación, para evitar que pasara lo que el último día del estudiante, cuando masas ingentes de estudiantes fueron a comprar el libro a Crack-Up y como quedaban solo dos ejemplares y, siendo una masa, no podían definir quienes de todos representaban la parte de adelante de la masa - y por tanto, quienes habían llegado primero - llevaron la trifulca a los lagos de Palermo, donde dirimieron sus diferencias mediante la violencia, dejando 41 heridos, 3 bancos de plaza en estado deplorable, y 1 pato del lago con ataque de pánico.

21.9.10

el ansia de ser interrumpido

“Las personas suelen sernos tan indiferentes que cuando ponemos en una de ellas tales posibilidades de sufrimiento y de alegría para nosotros, nos parece que pertenece a otro universo, se rodea de poesía, convierte nuestra vida en un espacio emotivo en el que todo depende de que esté más o menos cerca de nosotros.”

Proust;
del lado de Swann

19.9.10

los balbuceos (una errancia, un camino)


Me despierto sin despertarme del todo en mitad de la noche y entreveo la posibilidad de un texto o de un sueño y para que no se escape del todo en la oscuridad busco el iPhone en la mesita de luz y tomo nota. Después me doy vuelta, y me duermo. Al día siguiente, no recuerdo el sueño ni la idea que indujo. Pero recuerdo haber tomado esa nota garabateada y la busco, para ver si hay algo rescatable o literaturizable. En la claridad tipográfica del dispositivo, que erradica las confusiones típicas que implica mi caligrafía desprolija, inequívocamente leo:

carolo magnesiano rimbombante.

Y no: no creo que sirva de nada. No veo el modo de que pueda llegar a darle utilidad a ese críptico enunciado. A veces, simplemente no hay nada. A veces lo que pasó no es recuperable ni inferible. Qué imágenes atravesó mi cuerpo dormido, no lo sabré. Qué frase vital balbucee y malversé en la noche, o qué sentido verdadero - y tal vez vital - tiene esta línea que ahora releo sin alcanzar, y que me escruta fría y hermética desde la pantalla del iPhone. Todas ellas cosas que perdí y que ignoro qué huella dejarán en mí si es que dejan huella las cosas que se pierden. 

No vale la pena confíar demasiado en los sueños, ni en el repentismo de los borradores ni en los iphones. A veces, cuando volvemos a las notas que tomamos extasiados, convencidos de que algo había, algo vibraba ahí, ya no tienen ningún tipo de interés, ya no dicen nada, no entendemos ni siquiera qué pudimos haber visto, nos aburrimos un poco tratando de descifrar la letra apurada y el motivo del arrebato.

*



Pero me queda la gratuita imaginería. Nihilizar todo lo que hay pensando que tal vez fui, sin saberlo, el mensajero de algo. Que me fue dado un mensaje en sueños que era impenetrable para mí porque no era para mí: y esta muy bien porque soy escritor, y escribo: y no tengo nada que ver con la comprensión de las cosas ni con los significados; y entonces escribí este texto y así el mensaje llegará donde tenga que llegar sin que yo me entere y mueva de lugar algo trascendente o no. Lo que me deja aferrado al sueño, en realidad, es la posibilidad de que el receptor del mensaje tampoco sepa que es el receptor ni para qué es ese mensaje ni qué significa, casi del mismo modo que Citizen Kane recibe en la niñez un carrito con el nombre rosebud inscripto en el costado para que en las horas de agonía pueda balbucear esa palabra y abrir una trama inacabable.
Somos una precaria caja de resonancias, y no sabemos donde termina nada, ni donde empieza.

18.9.10

voces


Maurice Blanchot, en De  Kafka a Kafka, comenta sobre la pluralidad combatiente de voces que conviven en un escritor y lo tironean belicosamente:

" Una voz dice: no escribirás, seguirás siendo nada, guardarás silencio, desconcerás las palabras.
La otra: conoce sólo las palabras.
- Escribe para no decir nada.
- Escribe para decir algo.
- Ninguna obra, sino la vivencia de tu mismo, el conocimiento de lo que desconoces.
- ¡Una obra! Una obra real, reconocida por los demás e importante para ellos.
- Borra al lector.
- Desaparece ante el lector.
- Escribe para ser sincero.
- Escribe por la verdad.
- Entonces, sé mentira, pues escribir con vistas a la verdad es escribir lo que aun no es cierto y que tal vez nunca lo será.
- No importa, escribe para actuar.
- Escribe, tu que tienes miedo de actuar.
- Deja hablar en ti a la libertad.
- ¡Oh! No dejes que la libertad sea palabra en ti."

¿Qué ley seguir? ¿Cual voz oir?
Blanchot responde: El escritor debe seguirlas todas.

16.9.10

ummmbrella

Se sabe que

si en alguna parte comienza a llover a las 6 de la tarde, y a esa hora un belga estornuda y un pelado que camina por una avenida saluda a alguien que le dijo hola y se queda pensando "¿y este quién era?", y dentro del radio de la media hora un pibe obse (no puede tener más de 23 años) le manda por feisbuc otro video musical a una rubia que le gusta y que no le da bola, y Tom Waits bosteza, y a alguien que espera determinado colectivo y el colectivo al pasar no le para - y esto pasa dos veces seguidas - tararea sin querer una melodía muy similar a karma police, y otra persona, un seudo teen de 35 años con zapatillas de 600 pesos y remerita manga corta en V, se entristece frente a una publicidad de cervezas porque percibe que su vida no se parece al jolgorio de los comerciales, y una chica goza y sufre leyendo “Sandman” porque cree que el hombre que desea se parece a Oneiros, y un perro le ladra tres veces a un pibe en bicicleta de delivery de empanadas, y alguien repentinamente en un bar cierra el libro que leía y piensa "sí, es así, posta que es así", y un viejo senil hundido en un sillón de geriátrico sueña o recuerda el beso de una mujer bajo la sombra de un árbol del verano sin percibir que no le paso a él sino que es una película que vio en la infancia en el cine que estaba al lado de la pizzería de sus padres, donde sus padres canjeaban café y medialunas para los acomodadores por películas, y alguien recibe un mail que prefiere no contestar ahora, sino más tarde, con tiempo, y un florero viejísimo en un living de una departamento del barrio de Lagoa, en Río de Janeiro, solo y de repente, se astilla, y nadie presta atención a una canción de Daniel Johnston que cayó en el aleatorio de un iPod porque justo sonó el teléfono, y un señor se tropieza cruzando la calle y dice para sí "Macri de mierda", y un niño carga y descarga la .22 del padre que encontró en un cajón, y en un bar de Ciudad Vieja, en Montevideo, dos amigos de hace tiempo toman ella un café y él una gaseosa, y en un instante piensan al mismo tiempo “¿y si le digo? ¿qué puede pasar si le digo? ¿sería tan malo que le diga? ¿le digo?” y ninguno dice nada, u otra cosa, y alguien en una facultad de algo levanta la vista de los garabatos que está haciendo en el margen del cuaderno y al percibir que no tiene idea de lo que está diciendo el profesor decide “no, esta carrera no es para mí”, y otro en la biblioteca de su casa pone juntos un libro de Bukowski, un libro de Kerouac, un libro Carver, y una pava hirviendo suena más de tres minutos porque quien quería un té está aferrado a una ventana de chat de la que aguarda una respuesta que siente crucial, y un hombre hace tiempo frente a una cerveza porque no quiere volver a su casa, y Andrés Calamaro compone 15 canciones sobre su reciente experiencia de cortarse el pelo, y un auto atropella a un perro viejo y rengo, y alguien, abstraído en sus auriculares, escuchando “underneath the stars” de The Cure, no ve pasar a su lado a su amigo de la infancia, el “capuchón” Gutierrez, con quien se sentó casi todo el primario, y un muchacho con pretensiones literarias le muestra un haiku que escribió a un amigo y el amigo le responde “pero esto no tiene 17 sílabas”, y el delicadísimo pólen de una flor en una maceta de un balcón de un séptimo piso es arrastrado por el viento hasta incrustarse en el ojo desprevenido de un transeúnte que lleva medias verdes, y por 4 segundos nadie piensa en comprar nada, y una mujer en alguna parte mira el mar del invierno y sueña abstracta y felizmente con el rumor de las lejanías, y en su habitación una chica de 14 años le muestra una teta a un italiano cuarentón que se hace pasar por pendejo vía webcam, y alguien termina de hacer en el baño de un Mc Donalds lo que tenía que hacer y descubre que no hay papel, y alguien cierra su laptop y descubre una ventana o el amor, y el besugo da, repentinamente, su salto evolutivo, y se organiza una huelga de checoslovacos, y dos personas que se aman se llaman al mismo tiempo cada uno al celular del otro y les da ocupado y sienten celos, y un homeless, semi dormido en un banco de plaza, mueve los dedos en el aire y recuerda cuando estudiaba artes y pintaba, y una muchacha de 16 años toma 28 lexotanils, y siete pelados de diferentes nacionalidades estornudan al unísono y alguien lee, o recuerda, u olvida este texto...

Si todo eso ocurre, si cada pieza cae en su sitio – todas son indispensables en el conjunto, y obsoletas y nimias en sí mismas - sucederá el día en que los paraguas empiecen a comer humanos.
Así, de repente, quien se protegiere de la lluvia bajo un paraguas verá cerrarse sobre su cabeza el mismo, y será engullido fatalmente después de ser masticado por los dientes metálicos del paraguas.



Es improbable, claro. Pero la calma objetal de la paciencia de los paraguas radica en que cosas mucho menos probables han ocurrido.

9.9.10

vanidad banal de la memoria de madrugada


Navegando erráticamente por mí mismo, encuentro este texto, escrito hace siete años, y noto que prefiguraba ese cuento recogido en "Menos": wanderlust

"Si aceptamos un principio teológico, no es arduo comprender que los pasos de la humanidad son de una progresiva decadencia. Basta lidiar con el origen, el origen divino. Un Dios construye un hombre, trama sus formas, dilata la tarde, que ha sido creada por él hace poco, en limar esa partitura de barro. La distancia del hombre a Dios nunca fue tan grande como hoy, no será nunca tan vasta como mañana. Acaso esa sea la oscuridad. Cada vez nos alejamos más del principio celeste. Resulta evidente que esta distancia equivale a perdición, este abismo es proporcional a esa lejanía. Somos la deformación de siglos (soy la deformación de un siglo sobre otro siglo etc). Tal vez hubo una vez un hombre perfecto (¡perfectamente aburrido, estático: hombre que ha sido todos los hombres si los hombres son el conjunto de meros actos!): seguramente el más cercano a la divinidad. Con tantos pasos en el desierto de vidrio nos hemos desfigurado. Al camino que dejamos atrás lo delata la sangre. Un hilo de sangre desde el principio de los tiempos hasta nuestros talones. También de mí estará hecho ese hilo alguna vez. Yo no me atrevo a desandarlo, pero ¿alguien se atreve? Quien sabe lo que aguarde en el principio; después de todo, Ariadna era una brisa en un momento de asfixia o de impaciencia, de necesidad: nunca la quise tanto.

Pienso esa arcilla de la divinidad como un espejo roto. Tal vez al principio estuvo sano, entero. Luego, se quebró. Y nadie sabe por qué, o culpan a otro. En vano los intentos por componer la imagen. Cada movimiento del intento nos corta, me modifica. Somos otros, la imagen primera es inaccesible. Nuestro reflejo es de una distancia abismal. Si logro componer ese espejo (yo soy todos, yo soy los otros, yo soy mi parodia) veré otra cosa. Ese reflejo seré yo, si sobrevivo a la visión completa de mí – si la verdad no me mata; podré dar recién algún paso cierto dentro del insondable laberinto, sin salida, ni minotauro, ni laberinto. Podré seguir muriendo. Esa gloria no es vulgar."

7.9.10

filba

and the rest is silence

Todo festival literario está destinado al fracaso. Al hacer de un evento artístico un circo de masas, se vuelve imprescindible vulgarizar y simplificar el objeto de estudio, para volverlo cercano a los neófitos que se acercan con el propósito de tener que ver algo con la cultura.

Un puertoriqueño viene y da una conferencia (nominada "worshop", oh sí, muy top). Se jacta al principio de haber escrito libros que han sido celebrados por los críticos, y otros libros que han sido best-sellers. Enfatiza el hecho de que hay que escribir para todos. Y luego dice un par de cosas sobre la literatura, sobre el cuento, sobre la novela. Ni siquiera puede decirse en la mayoría de los casos que esté errado. Simplemente es estrictamente básico, y brinda definiciones que no dejan de ser meras etiquetas iniciáticas. 

Se le ocurre realizar una serie de ejercicios con la audiencia (estos, algunos estudiantes de letras o febriles intentos de escritores que toman notas de las pavadas que dice el señor, y la mayoría señoras muy mayores que en su decrepitud se inclinan al hobby de la literatura). Los hace escribir breves textos que deben manifestar, según el caso, frío, calor, felicidad, tristeza. Y en ningún caso está permitido utilizar la palabra que debe darse a entender. Porque según el buen hombre, hay dos modos de narrar: el modo directo, y el modo indirecto: celebremos la simpleza de la literatura en los centros culturales chetos.

Al azar, los entusiastas del auditorio leen sus modestas creaciones. Y el parámetro que el puertoriqueño establece para esos textos es cuánta gente percibió el "mensaje": levanten la mano los que sintieron frío (calor, felicidad, tristeza), etc. Así, da por triunfantes aquellos textos que son comprendidos por las mayorías, y ningunea a los textos que son comprendidos por pocos (un texto, incluso, es acusado de filosófico).

Pensé en Wilde, que enfatizaba que un artista siempre debe luchar por permanecer incomprensible. Y entonces me enojé. ¿Qué es esto de ofrecer el "valor" de un texto literario a una grupúsculo de gente aleatoria? ¿Qué dice de un texto su transparencia, su comprensibilidad más que su chatura y su falta de textura y densidad? ¿Qué importa que entiendan pocos o muchos? ¿Cuántos artistas han sido incomprendidos en su época? ¿Cuántos han sido considerados herméticos, crípticos? ¿Cuánta belleza no depende de esas exactas condiciones? ¿Índice de qué pueden ser las mayorías? ¿La inmediata comprensión del sentido de un texto es qué clase de mérito? 


El arte necesita no ser lo que ya es, y lo que ha sido. Para eso, debe producir reglas nuevas. Debe irrumpir y patear las estructuras establecidas. De ahí, precisamente que cuando el estruendo fulgurante del arte sucede, las cosas tambalean. Y no puede hablarse de comprensión inmediata, sino de enrarecimiento del aire. Sentimos que nos aproximamos a un objeto aracano, que nos llama y nos nombra, y nos dice algo de nosotros que no sabiamos que sabíamos, y la atracción está fundada sobre todo en que lo que se abre es una profunda incertidumbre. El advenimiento de una subjetividad no puede ser nunca algo simple, algo dirimible en la barbarie de las mayorías, algo pensable desde la pueril comunicabilidad del periodismo. Yo puedo comprender que las palabras del portoriqueño estaban destinadas a esa cosa burda, primitiva e inculta que se denomina público en general. Aun así, iniciar a un grupete de neófitos imponiendoles claridad en su comunicaciones es obstruir la travesía bella y terrible de la literatura: lidiar con la plabra elusiva, con el riesgo de la palabra que nos extravía, con el naufragio imprescindible que está implicado en el vicio del silencio de traicionar las horas, la sucesión del tiempo, al vida allá afuera, ansiando tallar en la hoja algún indicio significativo de la savia de nuestra existencia.

No se trata de narrar. Narrar pertenece a otro mundo. Un mundo donde se pensaba que las palabras debían nominar las cosas como manera oscura de dominarlas. Esa batalla se perdió. No importa: era una batalla tonta de todos modos. Se trata, en cambio, de rasgar nuestra interioridad hasta darle carne al silencio que nos circunda. Estamos callados frente a un libro, o frente a una libreta, con la lapicera atenta. Puede ser en un  bar, en un colectivo. Pero se siente más en la profundidad de la noche, cuando todo está quedo y el vacío entre las cosas se vuelve audible. Ese silencio que brota de nosotros es el silencio de la eternidad. Es el silencio que había antes de nosotros, y es el silencio que vendrá después. Somos frágiles y poquísimo. No existimos durante mucho tiempo, mientras el mundo ocurría. Ahora, estamos vivos. Mañana, o pasado mañana, no. Ese silencio ancestral de lo no-vivo también habita en nosotros, y trepa hasta nuestra garganta. Tiene muchas formas. Puede ser un malestar psicológico, una angustia existencial, un estado de inercia, la formulación de una pregunta, o de una serie compulsiva de preguntas, el ansia desesperada de un sentido, el llanto, el miedo frío y paralizante, la contemplación de las paredes, las fugas etílicas, el amor, la fe desmedida en el amor, la soledad etc. Y la palabra. La persistencia en la música de las palabras como una plegaria por algo que signifique, o alivie, o algo.

La literatura no es la clarificación de un enunciado; es el sueño de la historia y es la historia de las soledades y es la interrogación solitaria del cáncer que es el silencio de la eternidad, y es la pasión por un camino que termina en un abismo por el solo placer que nos provoca el paisaje exótico que florece en los márgenes, y es la fe en el artesanato de los símbolos, de que lo que vive y calla en nosotros se sueñe en palabras y roce en alguien algo íntimo y lo haga vibrar en nuestro mismo idioma; y es el lugar donde he visto disgregarse mis mejores horas. 


6.9.10

"menos" en Crack-Up


en 



 ///



y "menos" ya puede conseguirse en la librería Crack-up (costa rica 4767, Palermo) y es un honor que en un recinto llamado por ese preciso texto de Fitzgerald - tan relevante en mi concepción de literatura - estén mis textos. Queda esperar que llegen a buenas manos.

3.9.10

romantisch


Nunca amar a alguien
sino un reflejo
en la ventana del colectivo de regreso
mientras el rostro se impregna
con los borrones del paisaje que amanece.




)más

29.8.10

los muertos

Ya son muchas las veces que dije que no; no quiero jugar más. Es inútil; mis declamaciones son pasos de comedia. No me toman en serio: alegan que todo lo que digo son ardides para perpetuar mi frágil lugar en el juego. Tengo que quedarme así, mirando para atrás, velando cada cosa.

Agoto el privilegio de ser real vigilando el sigiloso advenimiento de lo que pendula en el silencio. Si me doy vuelta: se mueven, avanzan sinuosamente desde los rincones de sombra: progresan a través del territorio indómito que se abre detrás de mi espalda.

Apenas si son discernibles los pasos de los movimientos. Diminutas monedas de rara seda: inaudibles; sé de ellas porque cambian el aire del ambiente con su aliento rumiante: así siento su cercanía; me quedo quieto, expectante, pero nunca confirmo nada: mi inmovilidad los disuade.

Pero el tiempo cede y mi atención me deja cansado. Es inevitable que, eventualmente, alguno toque mi espalda y yo pase al otro lado, y termine algo o algo empiece, junto al aparente silencio de las cosas quietas..

lo novelesco sin la novela

" Lás páginas ques siguen constituyen una novela.; es decir una sucesión de anécdotas de las que yo soy el héroe. Esta elección autobiográfica no lo es en realidad: sea como sea no tengo otra salida. Si no escribo lo que he visto, sufriría igual; y quizá un poco más. Un poco solamente insisto en esto. La escritura no alivia apenas. Describe, delimita. Introduce una sombra de coherencia, una idea de realismo. Uno sigue chapoteando en una niebla sangrienta, pero hay algunos puntos de referencia. El caos se queda a unos pocos metros. Pobre éxito, en realidad.



¡Qué contraste con el poder absoluto, milagroso de la lectura! Una vida entera leyendo habría colmado todos mis deseos; lo sabía ya a los siete años. La textura del mundo es dolorosa, inadecuada; no me parece modificable. De verdad creo que toda una vida leyendo me hubiera sentado mejor.

No me ha sido concedida una vida semejante. "



Michel Houellebecq
Ampliación del campo de batalla 

24.8.10

cada tanto la Faculad de Filosofía y Letras vale la pena

"a las sirenas no les interesa seducir a un pelotudo"

Daniel Link dixit, 
en Literatura del Siglo XX, el último cuatrimestre
hablando sobre Ulises, las sirenas, la verdad, 
la muerte, la mezquindad, Kafka, el desvío de lo normativo 
que presupone el canto sireneico, etc

22.8.10

la última conferencia de Fogwill





Fogwill


I
Llego a casa pasadas las 5 de la mañana. Fui al cine (“inception”, de Nolan: muy bien: siempre me agradan las cosas que tienen dentro cosas que tienen dentro etc) y a cenar. Viajo parado de regreso casi todo el viaje (gansos que van a flores a bailar). Y cuando llego, mientras me estoy cambiando leo de refilón en feisbuc que murió fogwill. Y paro.

II
Me siento en la cama. No sé si es tristeza. J. me pregunta si me puse mal. Le digo que no sé. Que lo que pasa más que nada es que estuve con él la semana pasada. Que si bien estaba vestido como un homeless y protestaba por todo se lo veía activo, visceral. J. se da vuelta y se tapa. Supongo que sabe que va a dormir sola. Se queda dormida rapidísimo.

III
En Montevideo. En el festival ñ. Allí lo vi a Fogwill. Su conferencia era lo màs esperado, y fue el punto más alto de todo el festival. Una de las chicas que trabajan para el consulado de España me contó que Fogwill las estaba volviendo locas a todas. Pedía rarezas, se quejaba por todo, las miraba libidinosamente, etc. El Charly García de la literatura.

IV
La ultima vez que lo ví fue el sábado 7. En el bar del consulado. Me miró un par de veces pero no me animé a acercarme. No otra vez. Estaba almorzando con Arturo Carrera. Después los llamaron y viajaron para buenos aires. A los 10 minutos Arturo Carrera vuelve. Se había olvidado una bolsita en la mesa. Yo me dediqué a mi medialuna con jamón y queso.

V
Y hoy resulta que tengo en este mismo aparato con el que escribo ahora la ultima conferencia de Fogwill, que presencie en vivo en la primera fila. Y eso que grabe un poco como souvenir se vuelve de repente un documento de relevancia vital. Y a pesar de que casi son las seis, me pongo a escucharlo otra vez. Ahora habla desde el mas allá. Y sus palabras cobran otro valor. Es como un mensaje desde otra orilla. Y aun así es muy gracioso, y a pesar de sentirme mal, o raro, me río un par de veces.

VI
Una profesora del cbc, de semiología me pasó chica punk. Muchísimos años pasaron. Se llamaba Mariana. Me agradecía que yo escribiese sobre cualquier cosa, porque decía que corregir 70 veces lo mismo era uno de los círculos infernales de Dante. Me acuerdo que me lo mandó por mail. El archivo se llamaba “fofo”. No sé dónde estará Mariana hoy. Me gustaría decirle hola.

VII
Cuando termina la conferencia, me quedo. La gente se va dispersando. Algunos se acercan, tímidos. Nunca se sabe cómo reaccionará Fogwill. Veo en temor en los rostros. Me retraigo, y decido esperar a que se sosieguen las voces y los vaivenes. Estoy ahí, con mi librito. Lo escucho tratar de levantarse a toda mujer que pase cerca – sobre todo si andan por los veinte años. Tiene un par de libros suyos, de cuentos. La antología de Alfaguara. Firma uno y se lo regala a una chica. Le pide el nombre a otra, para regalarle otro, y ella dice que ya lo tiene. Un gordito medio pelado aparece desde atrás y dice que él no lo tiene. No lo tenés?, dice Fogwill. Bueno, compralo, pibe. Los libros solo los regalo a chicas lindas.

VIII
Se acercan organizadores y le dicen donde hay que ir, donde hay que comer, cual es el itinerario del día siguiente. Los fleta rápido. Se está haciendo pis. Maltrata con gran diligencia a quienes quieren hablarle y huye al baño. Cuando vuelve está de mejor humor. Le ofrece a una chica que lo acompañe al hotel. Centroamericana, morocha, no está mal. Ella se ríe y dice que no. El hace una broma. Cuando se va, y él queda solo, me acerco. Le doy el libro, le digo que soy de Buenos Aires, que ni siquiera hace falta que lo leo. Se queda unos segundos mirándolo, y asiente con la cabeza. Qué linda tapa, dice. Y qué buen título. Dejame tu mail. Le escribo el mail en una de las primeras páginas. Tengo, por supuesto, ninguna esperanza de que lo lea. Se lo llevan los organizadores. Fin de la historia del libro.

IX
Me pregunto: ¿quién heredará su biblioteca? ¿qué será de los renglones subrayados por Fogwill? ¿y dónde ira a parar mi librito, si es que llegó al olvido de la biblioteca sin haberse extraviado antes en algún recoveco montevideano? No sé. Ya no importa.

X
Amaneció. Ni siquiera me dí cuenta de los matices del cielo. Los pájaros enloquecen. Los gatos vienen y me piden comida. Está cálido. Probablemente llueva. Pienso en mí, en todas las cosas inconclusas de mi vida. Fogwill me interrumpe, cantando una vieja canción uruguaya. Me duele el estómago. El costo de mis excesos. Pero no tengo tiempo para el ritual melodramático del dolor. Tomo dos buscapinas y trato de ignorarlo. Busco, algún programa que me permita subir la conferencia de Fogwill. Pruebo un par, pero no me sirven. Me piden mi tarjeta de crédito. Ni loco.

XI
Suena un celular. Fogwill (que estaba hablado de Mallarmé) calla y mira a la audiencia y dice: - el que tenga un celular, por favor dejelo prendido; es maravilloso que estemos comunicados. Todos ríen. Cuando sepa cómo, subiré la conferencia.

XII
Voy a la cocina, abro la heladera. Encuentro los restos felices de la picada de ayer. La voz de Fogwill viene desde la habitación. Prendo un fósforo para hacerme un café. Pero pienso que el café no le sienta muy bien a la picada. Y mientras pienso esto el fuego a avanzado por el fósforo. Pero antes de temer quemarme, antes de moverme para apagarlo, el fuego, leve, se consume de pronto. Y solo deja detrás un cadáver chamuscado.

XIII
Y después me acuerdo de esto: cuando terminaba la conferencia, Fogwill pedía, insistía, casi rogaba que le hiciesen preguntas. De lo que fuese. Queria hablar. Queria seguir hablando. Dialogar. Hubiese hablado toda la noche si la audiencia uruguaya no hubiese sido tan correcta. Y esa imagen me entristeció mucho. Fue su ultima conferencia y él quería seguir hablando. Pero nadie le preguntó nada. Dijo de leer su poema sobre los malos poetas, en la versión sin censuras. Pero el público no reaccionó. Después del incomodo silencio, dijo bueno, basta y terminó todo. Yo tampoco le pregunté nada. Y me apena haber colaborado con el fin de esa conferencia. Pobre Fogwill. Espero que le den excusas para hablar. Donde sea que esté.


Me voy a dormir. Prefiguro el cuerpo cálido de J. entre las sábanas. Me pesa horrores tener que ir al baño y lavarme los dientes.

21.8.10

vértigo

En las noches cursis, de rara felicidad melancólica (porque la melancolía es una felicidad) conviene no escribir nada y dejarse estar. Sino, se corre el riesgo de tolerar cosas como:

Oh puedo escribir los posts más tristes esta noche.


Ni siquiera conviene encender la pc. Y si está encendida, habría que tratar de evitar la habitación. Y si la habitación es inevitable, entonces hay que salir de la casa, meterse en peleas callejeras, conocer una mujer, huir lejos, comenzar otra vida, ser tan extraño para uno mismo que la vida anterior - esa, donde escribía blogs - sea la vaga impresión de un relato lejano que recordamos mal y nos aburre.

Los blogs son tan inmediatos que no hay instancias que filtren el paso al ridículo.

20.8.10

the ghost in the machine

the ghost in the machine.

Vago reflejo cansino del cuerpo, vaga memoir de algo impreciso y tal vez identitario.

Apoyar las llaves, eludir un golpe, decir te quiero, los gestos comodines que uso en un diálogo que no me interesa, responder algo que no sabíamos que sabíamos, girar la cabeza para descubrir que justo nos estaban mirando, fumar, coger, el primer número que nos viene a la mente, el que alguien nos caiga bien o nos caiga mal en el primer instante, lo que responde por nosotros cuando estamos somnolientos y ausentes, o en las conversaciones con tíos, o porteros o en ascensores. Y los sueños, que son su memoria (en los que chapoteamos aleatoriamente)

the ghost in the machine

A veces es muy tarde y estoy muy cansado, y me extravío de mi continente real y sueño imagenes a las que yo mismo, solo, no hubiese llegado.

A veces ni siquiera estoy cansado. Pero me golpea una frase o una palabra desencajada, que viene de la nada. Me complace decirla en voz alta, y me quedo pensando de donde de donde pudo haber salido.

the ghost in the machine

Mi muchacha duerme. Su respiración es lenta y profunda. Yo duermo mal y a deshoras. Le hablo, pero no me contesta. A veces, sí me contesta. Pero cualquier cosa. La frase puede ser cohesiva, pero es inconciliable con el contexto. "¿Cómo estás?" "Las peras.... mañana... hay que... lavar todo.... prende el elefante".

the ghost in the machine

Los tics. El deseo voraz y súbito, irracional. Las tránsferencias. Las cosas que sentimos que entendemos de repente, de modo abstracto. Las pulsiones.

Hay un residuo de algo ( anterior, o que vamos desfasando a la aterritorialidad del silencio). Algo que no es una sumatoria de las partes.
the ghost in the machine
Esto no implica que la postura del sistema cartesiano no esté errada (mente / cuerpo). Implica, en cambio, que decimos yo con algo muy flaco. Y la parte que conocemos del yo es ínfima, nebulosa y variable. Por lo que nuestro "yo" es harto complejo, lejano e inaccesible. Infinidad de operaciones se suceden en mi cuerpo mientras yo opto por escribir esto o voy al cine a ver la última de Tarantino. La porción identitaria que identifico como "yo" es modesta. The ghost in the machine es el nombre que nombra lo indeterminado no-físico de mí mismo.

the ghost in the machine

La sombra latente del pulso. 

18.8.10

florecen, falsas, en el desierto, flores tropicales

love & image 

Según la velocidad, a veces basta verse una sola vez para parir el hastío. Es una simple matemáticas gravitacional. Pasado mañana, seguramente, la mecánica cuántica explicará estas cosas que hoy son apenas intuibles mediante el abuso de la literatura. Pareciera que el deseo del otro nos lleva hacia el otro como por un túnel inevitable, y de repente - estamos casi abriendo los brazos para contenerlo - ya lo perdimos: ha quedado atrás, inabordable, ajeno. Sentimos que hubo algo en el medio que se perdió. Pero no, no se perdió. Todo se pierde, a su tiempo. Y hay cosas que agonizan en su prólogo. Dignidad rara de un final en las primeras páginas, cuando las cosas parecían empezar. Lección platónica de no saber aun decapitar de un escopetazo a la ilusión que como un cáncer crece en los intersticios silenciosos de los días. Timidez terrenal de terminar viendo como enflaquece de frío en el cordón de la vereda, sola, una imagen venerada. Todo sueño cumple, eventualmente, el destino de volverse espectáculo agónico. Una imagen es una religión descartable.