30.5.06

las aguas etéreas

0
Entonces finalmente se inaugura el blog de haikus. Es un proyecto que a Debret Viana apenas le toca apadrinar, pero habrá de conformar un reposo de Infimos Urbanos, un sitio suave, aéreo. Se llamará Las Aguas Etéreas; y todavía está en pañales. Se espera que con Anatomía de los pasos solos, se genere una suerte de maquinaria. Pero toda expectativa es pretenciosa. Al menos sirva este nuevo espacio de excusa que justifique la poca prosa de Debret Viana, ocupadísimo en la delicada construcción del nuevo blog.


principio




1
La vanidad me hace pensar que él sabía que yo era un escritor, que me había leído y por eso me eligió para entregarme su manuscrito. No es algo que pueda saber. Por lo que me consta, pudo haberselo entregado al primer desconocido que encontró. Tal vez mi recepción obedecía a un calculado juego. Tal vez ya estaban coordinados los pasos siguientes, que juzgué míos. Tal vez ni siquiera eran sus versos: ese cuaderno pasaba ritualmente de mano en mano. Esa tarde no cruzamos una sola palabra. Se acercó a mi mesa, dejó junto a la tasa de café su cuadernito de tapas azules, y desapareció. Pensé, en un principio, que era un vendedor de artesanías. El cuadernito me parecía bonito, lo tomé y ví como pasaba junto a la ventana el muchacho, perdiéndose. Abrí el cuaderno, y noté que estaba todo escrito. Una letra apurada, desprolija. Azul. Eran haikus.
2
Después de haber leído los haikus del muchacho, pensé que era un poco injusto que el circuito se acabase así. No sabía su nombre, ni tenía modo de dar con él. Pregunté al mozo: jamás lo había visto. Quedé sin poder replicar sobre su trabajo. Ahí fue cuando se me ocurrió crear un blog, subir sus sutiles ejercicios literarios. Desconozco con qué propósito. Me basta saber que es una bella historia. Prefiero ser el puente de estos versos, que el lugar donde encallan.
3
De los haikus puedo decir que algunos no están mal. La mayoría no obedece a la métrica establecida por el lejano oriente, pero andan cerca. Algunos simplemente parecen aforismos baratos. Pocos cumplen la sentencia de Basho: capturar el aquí y el ahora. Son más de 400 (no los conté). No publicaré todos de inmediato. Guardaré algunos en el cuaderno todavía, y cada tanto iré revelando - y consecuentemente perdiendo - algún otro. No me parece celoso pretender guardarme un par para mí.
*
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28.5.06

génesis del monstruo (la celebridad)




En las últimas semanas, a Debret Viana lo han acusado de:


  • soberbio


  • egocéntrico


  • solemne


  • tanguero


  • vanidoso


  • aburrida y tenebrosamente enciclopédico


  • mujeriego


  • perverso
  • liliputiense mental
  • choto
  • burgués

  • incapaz de vivir


  • quejoso


  • trasnochado


  • complejo


  • autobiográfico


  • preciosista


  • cínico


  • narcisista


  • difícil


  • hinchapelotas


  • elitista


  • oscuro


  • vago


  • malísimo


  • desmesurado


  • irreal


  • lacaniano


  • anarquista


  • caprichoso


  • antirevolucionario


  • vejete


  • absurdo


  • denso


  • bohemio


  • hostil


  • infantil


  • byroniano (ojalá)


  • mimado


  • manipulador


  • (hacerse el) banana (!)


  • manipulador


  • falseador


  • puto


  • esquizofrénico


  • snob


  • obsesivo


  • triste a sueldo


  • amargo


  • carente de compromiso social


  • neurasténico

(si me olvido alguno, sientanse, amables lectores, invitados a colaborar)

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Fin de etapa:
tercer paso concretado: el monstruo ha sido legitimado socialmente (se habla de él - contradictoria y desmesuradamente; ergo, existe).

27.5.06

juguete

"
Siempre hay un momento en que el calígrafo renuncia al significado de las palabras para ocuparse sólo de su disfraz, y reclama para sí el derecho a no saber nada, a no entender nada, a dibujar serenamente una incompresible lengua extranjera.
"

De Santis
El calígrafo de Voltaire

26.5.06

hemingway al revés

Vano es coordinar las miradas a mi capricho - que tiene voluntades endebles, direcciones furtivas y ansias violentas, infantiles -. No tengo la fuerza como para sostener los márgenes de mi escritura. Los que beban mi tinta después de mí degustarán un color que yo no sentí: lo que sentí es como brisa que despeina el pelo de una manera irrecuperable: mi caligrafía tiene el signo de esa ausencia. Batallar la sentencia de la mirada del otro es una empresa desdichada. Si el lector prefiere, estas cosas me pasaron. Si el lector quiere, cada vez que digo "yo" estoy hablando de mí. Acaso yo sea esta máscara adicta al soliloquio. Al final de cuentas, lo único que se escribe es autobiografía.

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las palabras - paez

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25.5.06

el arte la verdad

"
¿Para qué sirven las novelas?
¿Para qué sirven? Hombres hipócritas y perversos - porque sólo ustedes hacen esta ridícula pregunta -, sirve para pintarlos tal como son, individuos orgullosos que quieren sustraerse a la pluma porque temen sus efectos. La novela es, si es posible llamarla así, el cuadro de las costumbres seculares, y tan esencial como la historia para el filósofo que aspira conocer al hombre, porque sólo lo describe cuando se lo permite y entonces ya no es él; la ambición, el orgullo cubren su frente con una máscara que sólo representa esas dos pasiones. La pluma de la novela, al contrario, lo toma desde el interior, lo toma cuando se quita esa máscara y la esboza de una manera más interesante y, al mismo tiempo, mucho más verdadera; esa es la utilidad de las novelas. Ustedes, a los que no les gustan son sólo censores fríos, y se parecen al lisiado que decía "¿para qué se hacen retratos?"
"
SADE
- Ideas sobre la Novela -

21.5.06

3 haikus posmodernos

1
Por la tarde caminé el otoño, y poco más.
2
A pesar del frío (ahora es de noche) abrí la ventana de mi habitación, apoyé los codos. Inclinado hacia la calle, ví el viento mover las hojas secas por la vereda. Sentí que ahí se estaba diciendo todo lo que yo pensaba.
3
Son las tres de la mañana. En el edificio de enfrente se apaga la última luz. La oscuridad la devora de inmediato: ninguna huella resta, salvo en mí. La noche se me hace más honda.

13.5.06

trama

"
Otro pensamiento para llenar las horas, por ejemplo, es este. Las partes más trascendentes en la trama de una vida son silenciosas. Si la vida es un relato, es un relato para otro. Es el contexto (el mundo, la época, los otros) el que genera una idea interpretante, el que labra un código para leer (o traducir) el texto de una vida. Este texto se transforma con el tiempo, va cambiando de significados y su legibilidad no depende de sí. Si es susceptible de mil lecturas, es porque la sumatoria objetiva de los hechos que componen una vida equivale a cero. La vejez – puedo afirmarlo – no es natural. Mediante el vano artificio de la longevidad, un hombre ingresa en territorios que no le pertenecen: incapaz de vivir, y sin muerte que lo libere, puede darse a la perversión de interpretar su propia vida, a intentar comprenderla. No comprenderá nada – porque no tiene los elementos suficientes, y su miopía humana no le permite vislumbrar más que una parcialidad ínfima – pero sí hará muchos relatos, con los que esperará la muerte. Entregarse a estos ejercicios, por supuesto, implica no vivir. Si yo viviese, no tendía tiempo para estudiar mi vida, ni tendría la distancia necesaria como para cuadrarla bajo la ilusión de un sentido.
"


fragmento del cuento: " Néctar de las cosas furtivas "

capítulo XVIII

9.5.06

la memoria (refrito)

En los detalles mínimos, lejanos la delicia:
Honda la madrugada en el monumento a la bandera, en Rosario, hace dos años ya. No sé por qué recupero hoy - distraídamente - estas cosas. Nadie cerca: la noche vacía llena del doble silencio que tiene el suelo repleto de pasos hace apenas unas horas; yo en el centro de ese emporio. No hace frío, pero la brisa insiste, violenta. En derredor del predio hay montones de banderas de argentina izadas, desplegadas en lo alto. Son los restos de una ceremonia a la Palabra, por el congreso de las lengua (ya han hablado Sabato, Saramago, Fontanarrosa). Lo precioso - y nimio y mío - era que el viento, al agitar las banderas, movía los cables que las sujetaban. Cada cable tenía un anillo de metal: el anillo golpeaba -suavemente, era como un susurro - el mástil; sonaba como cuando alguien deja caer su cubierto sobre el plato, pero como si el plato y el cubierto estuviesen afinados. Como eran muchísimas banderas, el sonido me llegaba, desparejo, de todas partes: me rodeaba (después de todo yo estaba en el centro de ese anfiteatro vacío). Un ruido como chirriante, como banda sonora de la asfixia (los pasos metálicos, acercándose desde todas las direcciones - pero, terribles, juegan a no llegar; a estar siempre llegando -).
Y en ese terror que yo no sentía por verlo como si fuese una idea estaba implicada mi vaga felicidad nocturna. No sé por qué, en medio de un día frugal, me llegó ese sabor perdido. No creo que en el mundo pasen muchas cosas - los periódicos multiplican mugre y ficción tediosa- pero mis pasos están hechos de cosas así: cosas así son las que verdaderamente ocurren (no el índice merval, la caída del dólar, las cifras de la muerte, la carta documento que me deja sin casa).
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al final, siente que todo es lejanía.

7.5.06

el homeless erótico

"
¿En qué se convierte un escritor sin (menos) su escritura? En un sacrificado. Una especie de homeless erótico que sólo puede constatar una y otra vez la misma evidencia: que no hay imagen, no para él, sino para lo que él mismo ha desnudado al renunciar a escribir: su deseo. Tal vez ese sacrificio de la escritura sea lo que Barthes llamaba escribir un diario a muerte: llevar al límite la desposesión, quedarse sin escritura, perder lo más preciado para no ganar nada.
"



Alan Pauls
sobre Incidentes, de Barthes

5.5.06

¿ ?



¿Pero no es una emboscada ansiar la verdad movilizando los lujos del lenguaje? Ya que no hay novela - o la novela se rompió -, ¿no habría que perder lo novelesco: no habría que ser áspero, crudo, completamente cierto?¿Es posible creer que el lenguaje estetizado - que no es nada excepto vanidad - podrá descifrar lo terrible, lo despiadado, lo muerto en lo vivo; y expresar - finalmente - lo silencioso del alma que calla incierta ante sí misma?¿No es hora de hacer arder la ficción, de terminarla: de mirar los hoyos del cadáver que pende en la otra orilla de la literatura?
Tal vez hayamos hecho las preguntas incorrectas.
Tal vez haya que preguntar:
¿es posible no ser completamente - inmundamente - falsos?¿fuera de la ficción: hay algo? ¿hay alguna manera de que podamos abrir la boca, apoyar la lapicera en el papel, enfocar la cámara y no crear, brusca y violentamente, otra cosa que ficciones estériles, furtivas desrealidades y naufragio?
Y lo silencioso de esa alma:
¿no será la nada metafísica, la indigestión de las ideas que atravesada de monotonía predispone al cuerpo - ya frágil de estropearse bajo el clima de la otredad - al delirio encendido de las ficciones diurnas?
No sé, no importa.
En todo caso, queda enrarecido el aire desde donde son pronunciadas estas cosas. Vertidas fuera de sí, son como un dentelleo en plena tiniebla, que distrae del vacío circundante. Puede que haya cedido - una vez más - a la seducción del lenguaje, a la orfebrería vacua del oficio: tampoco se pretendía desmembrar lo oculto combinando palabritas. Supongo: se reincide en el verbo - incluso para decir lo mismo - porque es otro de los residuos de la desesperación: la desesperación tienen sus actividades. Esa noche tenía muchos días detrás. Esa noche ya no se pudo escribir nada; excepto que era tarde, que otra vez había hecho frases con su desierto desorientado, que el universo quedaba intacto.
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no insistir: no es un poema.
foto: D. V.
(como casi todas, pero se olvida de anotar)

4.5.06

luz y parálisis (parte de "la ética de la estética)

12 de junio; 1923
"
Estos últimos períodos, terribles, incontables, casi ininterrumpidos. Paseos, noches, días, incapaz para todo, excepto para el dolor.
(...)
Cada vez me da más miedo escribir cosas. Es comprensible. Cada palabra, retorcida en manos de los espíritus - este impulso de la mano es su movimiento característico - se convierte en una lanza dirigida contra el que habla. Y muy especialmente, una observación como ésta. Y así, hasta el infinito. El consuelo sería sólo: ocurrirá, quieras o no. Y lo que tu quieres, te sirve de bien poco. Más que un consuelo, sería esto: tu también tienes armas.
"
Kafka
La literatura es el comercio con un vampiro. Llegar lejos en la manipulación de sus formas (forjar la sensación de una verdad nueva, torcerla hasta volverla una máquina de profecía) implica - la mayoría de las veces - quedarse vacío, seco. Hay quien ha pensando la imagen de una estilográfica como el puente por el cual la negra sangre del escritor se derrama, pluriforme, sobre los papeles vírgenes. No lo sé. El texto anterior es la última entrada de su diario. Kafka no escribiría una palabra más. Poco menos de un año después, se moría.
Alguien que había sentido el influjo terrible de la palabra escrita, que había prevenido sobre las fuezas oscuras de las cartas y la literatura era, antes de ser devorado por una enfermedad retro, paralizado en vida (claro: lo que él comprendía por vida/parálisis, que estaba determinado por escribir o no escribir). No creo que valga la pena hablar de mártir: dentro de todo, resulta sano que el hombre - ni bien ingresa en la vida - logre escoger o crear la herramienta que, progresivamente, lo va a matar.
También es cierto que Kafka había creado un monstruo - un monstruo terriblemente cierto -. Hoy todavía ese monstruo está vivo, tiene mil formas (una es la de la modernidad) e incluso parió a buena parte de este siglo. ¿Cuánto tiempo iba ese monstruo a permitir la continuidad de su progenitor? Engendrar la tematización, la puesta en escena de los recintos más abismales del yo; revelar la lógica, la cadencia verbal con que se narran los sueños no es algo que atravesará el cosmos gratuitamente.
Si hay alguna justicia poética, en el momento en que uno enuncia una verdad esencial o alcanza un instante de belleza absoluta, merece perecer fulminado. Si el mundo fuera estético, detendría las vidas en su momento más bello (este es uno de los incisos de la ética de la estética - que ya escribiremos -: como no funciona así, la literatura tiene que generar leyendas articulando trozos sueltos de vidas que tengan predisposición a ser reterritorializadas en novela).
Hay una venganza que las cosas infligen en aquellos que las desnudaron bestialmente. Hay una luminosidad etérea e inmarcesible que un alma puede brillar: pero no se sobrevive a ella. Supongo que es el precio.
Kafka pagó.

1.5.06

Debret Viana y el cine

By request, se adjunta el link a un artículo sobre Debret Viana escrito por Oscar Boyson (estudiante y periodista de cine estadounidense que se asomó a la tibia escena porteña) en la revista de cine The Passenger , de Chicago, U.S.A. y reproducido en la webpage www.livejournal.com

"(...)Damián M. Debret Viana is a literature student at the University of Buenos Aires. His appearance evokes portraits of the great classical composers: visible but elusive genius that only comes to life when the music begins. Turtleneck, pants, and painted fingernails accentuate apetit, wiryframe. The wardrobe matches the fingernails, and the fingernails match the hair-black, long, curly yet precise, explosive stuff that frames his face to elegant effect. Narrow, noble features, alert eyes behind glasses; he is an easy man to remember. (...)"


el artículo completo