16.9.06

génesis


Al final de cuentas me vengo a enterar (un solemne informe médico) que mi angustia existencial era – apenas – insomnio. Lo único que me ha pasado en el tránsito de las horas, fue insomnio. Mi identidad toda proviene del insomnio (al fin: es insomnio).

La cosas sucedieron así: porque en las horas reglamentadas – ya desde niño – no pude dormir, me quedé despierto. Como esas eran horas deshabitadas, donde el sistema que organiza los dispersos objetos del mundo silencia su corset, las llené de pensamientos (me aburría y algo tenía que hacer). Enfrentado a la madrugada de mi niñez (sin tv, sin pc, sin mp3) todo lo que había era vacío, silencio. Un vacío insistente que ponía en escena sus dientes en cada teatralización del silencio hilvanando cada cosa de mi habitación en la terrible orfebrería de la nada. Como en el vacío, en el silencio, lo único que hay es pensamiento, me quedé pensando, dudando, haciendo frases con mi vagabundeo mental: no podía estarme quieto: la vigilia, en su abundancia, no difiere de la asfixia. Y como en ese vacío, en ese silencio sentí las cosas precipitarse en la nada, entendí el vértigo de la pérdida. Y entendí su feedback: las verdades tienen el delay de los espejos que duermen del lado de la sombra de las cosas más comunes. Atemorizado, contesté al vértigo de la pérdida. Y mi respuesta fue la escritura.
(Por supuesto una respuesta inútil. Y, además, una respuesta permanente: que debe vigilarse y ejercerse todo el tiempo; una práctica ritual que, allí donde descansa, desprotege: en esas grietas el cuerpo siente, en la voz de su propio latido, el trepidante roer de la muerte cansando las luces diurnas, como una rata que mastica la delgada muralla que la divide de la mugre, del alimento. Y, muerto de miedo, recomienza su labor infinita, trabajando delicadamente su soledad para abolir, al menos esos instantes, el agobio de la otredad.)
:*:

Eso fue todo lo que pasó. Si soy escritor, fue porque trasnoché. Si no soy normal, si me desangro de tristeza, es por el insomnio en el que eduqué mi ánimo para otra cosa, que no se parece en nada a las formas de este mundo.

5 comentarios:

George dijo...

buen motivo para escritir, el insomnio a mi me busca y otras veces me abandona.

Debret Viana dijo...

es una musa caprichosa.

la séptima dijo...

Como deben ser las musas...

Debret Viana dijo...

séptima: sí, son caprichosas. incluso la muzzarella que siempre llega a casa media hora después de la hora establecida con el delivery.

morella:no sé, morella. no sé si un escritor tiene algo para decir. un escritor busca su lugar en el lenguaje, organiza matices con a dispersión de elementos, acaso alguna vez consiga una expresión propia. lo que el escritor tiene para decir lo dice al principio, y después lo repite infinitamente, según su pericia en los colores literarios.
y en cuanto a que te desveles, está muy bien. es un principio.

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Emile Cioran desde muy joven, se sumió en el insomnio. Cuenta que aquello era una infinita noche que le agredía: en esas noches su existencia estalló.

Debret Viana, muchos nos desvelamos; el insomnio asoma a veces y nos deja agotados, con los
pensamientos difusos y una sensación de extraleza ante la luz diurna.

Luego todo aparentemente vuelve a su cauce "normal".

Gran salute .