18.8.06

notificación al pelandrún promedio

Queda certificado por la presente que J. no existe (salvo en el orden - etéreo y nebuloso - de la ficción), D. tampoco existe. Aquel que dice YO casi existe, y Debret Viana existe, pero como si le pesara - y sus cosas solo vagamente se orillan a la penumbra ritual de Infimos Urbanos). Se insiste en esto: Infimos Urbanos, mayormente, es una obra de ficción (rota, fragmentaria, lindando con la catástrofe; pero literatura al fin: si se prefiere: diario de literaturas náufragas).
Se agradece desde ya que no se le acerquen consuelos, condenas, cánticos reprobatorios ni amables frases de contención al autor por las supuestas penas que atraviesa ese que dice YO: no es muy sano consolar al autor por las penas de sus personajes ni crucificarlo por los delitos anímicos en que aquellos incurrieren.
Sería - si disculpan la bruta analogía - como mandar a la horca a Dostoievski porque Raskolnicov serruchó a una vieja.
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El autor asume el riesgo de decir YO: la profunda violencia de la despersonalización que esto implica, y la marejada de lecturas que lo obligan, de tanto en tanto, a responder por sus personajes. No significa que le guste, ni que no se canse. Sea, al margen, toda intervención estética bienvenida
El autor asume el riesgo de decir YO: este sinuoso manifiesto no implica una desvinculación - ni ética ni estética - con las cosas que acontezcan en el blog; simplemente se señala que todo lo que hay de relevante - llegado el caso - es una expresión estetizada, a veces orquestada en forma de cuento, a veces de fragmento; y el que habla es - siempre - una máscara (más o menos hermética, según el cansancio, la fragilidad, la profundiad de la noche, la inmediata pericia en la manipulación del lenguaje, la situación climática de la ciudad, el índice merval, etc).
El autor asume el riesgo de decir YO: pero nunca deja de ser una delicada falsificación.
El autor asume el riesgo de decir YO: porque es casi como decir nada.
la dirección
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nota de Debret Viana: por supuesto que el Yo es el que está en permanente riesgo, porque la escritura lo tuerce, lo disgrega, lo fuerza a enfrentarse: en una palabra, lo obliga a un tiempo a ser (puesto que es la materia de todo) y a silenciarse (desaparecerse) en prosa;
el yo debe ejercerse mientras pone en escena su desaparición;
pero no de una manera literal, sino apenas metafísica, simbólica.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

otredad, la tuya, en clara radicalidad metafísica, por eso tu espacio se ha convertido en un refugio, al que uno acude, impelido por la oculta semejanza. Has escrito lo que hace tiempo hubiera querido declarar, y es que tú eres quién ha asumido su condición de solitario sin lamentación que contamine tus verdades.

aquí, hay un reconocimiento de todo lo que quise decir alguna vez, que aún quiero decir, que dije de otra manera. mas eres tú quien lo ha dicho, y creo que lo has expresado puramente dentro de la alteración contraria, esa impureza que lleva al hartazgo a quienes buscan y buscan y no encuentran...

H.R.Cuenya dijo...

Querido Friedrich Nietzsche:
Tu que todo lo llenas de juventud y alegria. Ten mas esperanza en el lector.
Firma: Juan Pelandrun

Debret Viana dijo...

tengo fe en algunos pocos lectores específicos (los "happy few" según stendhal - que nietzsche adorada), y alguna fe en el lector abstracto y amorfo. no en la marejada, no en la circulación vertiginosa. la advertencia al lector pelandrún es una respuesta a decenas de inquisiciones que ya me he cansado de responder.
descreo de que cheselin se sienta interpelado.

Debret Viana dijo...

tienen las almas tensiones silenciosas que las entrelazan mudamente, y deambulan las calles de la realidad desencontrados. está bien que de cuando en cuando la fría monotonía del universo permita que una voz - voz que nunca sabe de sí - diga las llagas de sus semejantes.
no sé qué significa; pero es como una compañía en medio del silencio.
un abrazo, rain.