3.2.06

los laberintos cotidianos, los abismos



)-(

Cuando despertó esa mañana notó que alguien había atado los cordones de su zapato izquierdo con los del derecho. Detenido, todavía enredado con las tibias sábanas de su cama, quedó contemplando el terrible impedimento. Como él no usaba zapatos, tuvo que hundirse en su habitación hasta despertar otra vez.

(-)

No hay comentarios.: