Finalmente, desde las entrañas mismas del insoportable calor porteño, ha surgido un nuevo cuento. Quedará publicado aquí - como cosa que se deposita en un basural - dentro de unos días. Después de largos días de poder escribir apenas fragmentos sueltos, frases dispersas e ideas desordenadas, ha sucedido un relato. Para mi desdén, se trata de otra historia de amor. Yo detesto escribir historias de amor, pero lamentablemente, eso es lo que ha salido, lo que pude capturar. Para decepcionar aun más al lector, será largo. Mucho más largo que la paciencia furtiva del internauta. Y tampoco se ubica entre los ejercicios más logrados que contiene este cuaderno. Pero en fin. Como decía Quevedo, Dios te libre, lector, de prólogos largos.
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