5.9.12
8.8.12
blinking blur
pick a girl
build a tower
place a pedestal
on top
of it
and lay the girl
on top
of the pedestal
dream
of rain
and tempests, and
the wildest wind, and the
trembles of
the earth watch her
from beneath
write her
letters and stay
away and stare
at her admire
her distant
shape
just close
enough to feel
the beauty of the blinking blur
you guess in
the remoteness
she
is the tides of
air
that involves that sorrounds
that shakes her
into divinity stare
at her
even if it hurts
mostly if it
hurts force yourself
to stare at her
as to stare
at the enraged sun
and watch her dream of her
as she wasn´t
possible sing at her
as she fades
picture her
all alone and
perfect and wait
for her
to fall.
and begin to love her
when she´s gone.
build a tower
place a pedestal
on top
of it
and lay the girl
on top
of the pedestal
dream
of rain
and tempests, and
the wildest wind, and the
trembles of
the earth watch her
from beneath
write her
letters and stay
away and stare
at her admire
her distant
shape
just close
enough to feel
the beauty of the blinking blur
you guess in
the remoteness
she
is the tides of
air
that involves that sorrounds
that shakes her
into divinity stare
at her
even if it hurts
mostly if it
hurts force yourself
to stare at her
as to stare
at the enraged sun
and watch her dream of her
as she wasn´t
possible sing at her
as she fades
picture her
all alone and
perfect and wait
for her
to fall.
and begin to love her
when she´s gone.
25.7.12
4.7.12
window as a menace
en la vereda de enfrente de mi casa hay un árbol que proyecta sobre la pared blanca de una fábrica abandonada la sombra exacta de un hombre que espera.
esa figura no es inocente.
esa figura no es inocente.
12.6.12
to disolve
el estornudo interrumpe el silencio de la madrugada - a la que ya se acostumbraron y anexaron los leves clakeos de los dedos sobre el teclado - y me recuerda que existo. y que existe la casa, y mi gato y la vereda de enfrente, con sus paredes y su pintura resquebrajada. escribir es a veces eso: la concentración tan profunda y ensimismada que un objeto tan efímero que fuerza al mundo a desexistir. cada paso en la ficción borra un trecho del universo. lo que labra la palabra escrita en estos casos no es otra cosa que un túnel: cada línea de la caligrafía es una parcela nueva por donde adentrarnos en el túnel interior hacia una interioridad que no soy yo. no: no es la producción de la inexistencia. pero lo que queda detrás entra progresivamente en el desvanecimiento. un lento desexistir. las cosas -primero las más lejanas - se ablandan, se disuelven. hay un centro en el universo, y es el texto, y gira sobre sí hasta devorarlo todo. pero el escritor no es tan fuerte, y enflaquece antes del km 0. se cansa, se harta, tropieza. se predispone a ser interrumpido. y algo del mundo exterior siempre vence. y el texto se detiene, se posterga. el fenómeno solo ocurre en la mente del escritor. el universo y su progresiva disolución. yo quisiera presenciar ese milagro: cuando la ficción aferra al escritor a tal punto que él no puede escabullirse. y no lo suelta hasta que la ficción esté completa y el universo esté desintegrado. pero no sé bien qué estoy escribiendo. apuntes nocturnos. tiene ese problema. a veces es demasiado tarde, a veces se hace demasiado tarde en mitad del texto. y el texto se desvía. estoy en el sofá. la tele prendida. hace 10 minutos empezó "the whitest kids you know" (el "kids in the hall" contemporáneo). y me quedo viéndolo, y este texto se interrumpe.lo estuve viendo todo este tiempo, y escribiendo estas cosas en cada vez más espaciados intervalos; y si llegó tan lejos, hasta aquí, aun cuando sea fallido y no haga más que malograrse, es porque me gusta el sonido del teclado en la noche. no de la tecla en sí, sino el rumor, la nube de murmullos que se crea en el incesante tableteo. casi pareciera que algo puede ocurrir. pero hoy no. propaganda. van a pasar un documental sobre Conan O´brien el jueves. mañana tal vez. hoy es tarde. hoy vi a mi primera novia en la calle. hace casi diez años que no la veía. por supuesto no nos saludamos. pero no, hoy es tarde. y ya no tengo mucho que ver conmigo. empieza "portlandia". tal vez me llegue a hacer un café. aira ya habrá escrito su página diaria. yo, tardo. y pospongo mi inconclusión.
14.5.12
5.5.12
30.4.12
justo cuando
el colectivo
pasa
por el bar
donde tomamos
algo
la última
vez
me distraigo
y miro
a otro lado
y no veo el bar
y me doy cuenta
dos cuadras
después
y bruscamente
giro la cabeza
hacia atrás y
me lamento
como si hubiese
perdido algo
como si hubiese
cometido un
sacrilegio
pero qué?
qué?
qué es perdible
de lo que ya
no está allí?
qué esperaba
ver?
a los dos?
a ella y a
mi
sentados
en la esquina
los espectros
patéticos
que reiteran
una rutina
para el teatro
insomne de mi
melancolía?
a otros
sentados
en la misma
mesa
de los que inferiré
quien sabe
por semejanza quien
sabe por diferencia
la indiferencia de
qué destino
absurdo?
la esperanza
siempre tan confundible
con la
espera
enreda lo visible
con las alimañas
que moran
en nuestro
interior.
además,
para qué?
tengo que dejar
fríos a los objetos
fríos
y no ensañarme
con poblarlos de
fantasmas.
26.4.12
fin de libro
yo no estoy aquí.
las cavidades en el sentido. esas laceraciones por las que se entreve el lenguaje en el lenguaje, en lugar de la cosa evocada. eso es lo que llenas, lector, con los caprichos de tu memoria. el escritor ha de ser siempre solitario. el texto en que se desangra para ser amado será apenas el transporte del lector a través de sí. vos no me estas leyendo a mí. yo no tengo con qué decir yo. no importa que haya arrancado de lo más íntimo de mí cosas que después arrojé al libro. es teatro. soy mal actor porque creen que estoy actuando. me esforcé por decir cosas verdaderas entre las líneas del parlamento, pero tuve que disimular y creyeron que eran también líneas del parlamento. si yo me pegase un tiro ahora, esto se volvería un escenario. me dan ganas de pegarme un tiro para cronometrar lo que tarda la sangre derramada en desembarazarse de su tesitura ficticia.
pero no me voy a pagar un tiro, no: el muerto es el único que se pierde el espectáculo.
pero cuanto tarda el muerto en dejar de ser clown?
cuanto tarda la sangre del muerto en dejar de ser serpentina?
22.4.12
en la
noche, cuando todos
duermen,
levantate. entrá
en el baño, cerrá
la puerta (es
necesario que estés
solo). y abrí la
canilla. y escuchá.
no el grifo
no,
ni las ratas ni
los vecinos que cogen
o lloran ni la tele de la vieja sorda
del tercero c, ni los
niños hipotéticos que
lloran en algún lado ni los gatos
en celo ni el viento
entre las ramas, no; concentrate
escuchá el murmullo
del agua por las
cañerías. quedate
quieto. No te
distraigas con las
formas en los
azulejos. Prestá atención:
voces.
hay voces
que quedan
enredadas
en el agua
que corre
entre las cañerías.
parece que casi
podemos entenderlas.
pero no, hasta ahí
y no más, mejor
no. es mejor
aun no saber
qué dicen.
toda voz
nocturna nombra.
y todo nombre
es un llamamiento
y una sustitución.
mejor no.
todavía
no. si oyéramos,
tendríamos que
responder. hay una
irreversibilidad
que rasga los
velos. volvé
a la cama, hundite
en la almohada. tratá
de dormir. dormí.
19.4.12
No está en los oleos de Van Gogh la noche estrellada, latente y servil. Las partes, combinadas de cierta manera, se vuelven otra cosa. Todas las palabras de Hamlet están en el diccionario anglosajón. Y no son Hamlet. Hamlet ni siquiera es pensable desde el diccionario. A lo sumo, esas palabras, durmientes y moribundas, petrificadas en un orden alfabético, sueñan con Hamlet.
3.4.12
10.3.12
una línea de madrugada
Siempre que experimento lo bello quiero prometerle algo.
Handke,
en Ayer, de camino
19.2.12
d.
era improbable
que vinieses
lo habíamos hablado ya
habías quedado
con unos amigos de otro tiempo
para cenar en
casa de uno
estaba bien
pero antes
de que te fueras
te dije
a modo de broma
- si te aburrís
o termina temprano
venite
hay solo un colectivo
de distancia y abro
mi segundo mejor
vino.
te reíste, y dijiste
- no me tientes.
y yo sentí
que te demorabas un segundo más
antes de irte
porque habías vacilado
ya sé, ya sé
que fue parte
de un juego
para conjurar distancias
pero igual te esperé
no como si fuese posible
que vinieras
sino como si fuese
precioso
y mientras me cocinaba, y cenaba
y miraba una película
de Almodóvar, mientras lavé
los platos, y saqué la basura
y busqué un disco y me masturbaba
con una secuencia de una película
de los 80 de Emanuelle
Béart, mientras me lavé los dientes y
programé el aire acondicionado
un reflejo torpe de mí
te pensaba
como si por el
rabillo del ojo
pudieses llegar
a aparecer.
no viniste, claro
y fue
lo más sensato
y no importó tanto porque
no llegó a ser herida
y de alguna manera
como promesa absurda
estuviste cerca
pero el rumor
de la sensación
de haber
pensado que un segundo
vacilaste
y me tomaste en serio
y casi
pudiste venir
se quedó, y
soñé
esa noche
sin saber tu cara del todo
con tu cara
y un leve gesto
que la atravesaba
tus labios arqueados
como apenas
empezando
a sonreir
y tus ojos
un poco empequeñecidos
como pensando algo
el momento en
que vacilaste
y la gracia de lo absurdo
fue un segundo
ingrávida
y el sentido común
trastabilló
y casi casi crei
que pensaste en venir
ese segundo
antes de que
todo se borrara
y te fueras
con tus amigos
a la casa
de uno de ellos
a cenar y no sé
qué
ese rictus
fugaz
en tu rostro tentado
fue
en mi imaginación
tan adorable
y no importa que no llegue a saber si tengo con qué moverte algo de lugar
porque las pequeñas emociones son sagradas
y el amor
es la cosa
más solitaria.
27.1.12
25.1.12
Memorias
En el colectivo me quedé mirando un caño. Uno de los tantos que en que las personas se agarran mientras viajan parados. Era de noche, tarde. Éramos pocos en el colectivo y el caño estaba ahí, intacto, sin expresar de ningún modo las millares de impresiones digitales que contenía.
Y es así también el cuerpo, higienizado por la invisibilidad del tacto. Tengo que hacer un esfuerzo para recordarte.
22.1.12
Nota al pasar sobre la belleza pasajera
Una forma doliente de humanidad imposible. La belleza. Eso buscamos en las mujeres y solo lo hallamos mientras ellas suspendan su sí mismas y se transparenten dejando ver la huella de una lejanía que se repliega. En esa pérdida, aun imágenes, nos hechizan. Luego, cercanas y reales, ya no podrán dar lo que no saben que prometieron. Y nos lo darían. No son malas. Pero no lo tienen. Dan, en cambio, todo lo demás. Pero es en vano y es demasiado tarde. Ya estamos buscando en otras mujeres lejanas y difusas ese rastro de no sé qué que se disimula en ellas mientras dura la imprecisión.
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