30.4.12


justo cuando
 el colectivo
 pasa
 por el bar
 donde tomamos
 algo
 la última
 vez
 me distraigo
 y miro
 a otro lado
 y no veo el bar
 y me doy cuenta
 dos cuadras
 después
 y bruscamente
 giro la cabeza
 hacia atrás y
 me lamento
 como si hubiese
 perdido algo
 como si hubiese
 cometido un
 sacrilegio

 pero qué?
 qué?
 qué es perdible
 de lo que ya
 no está allí?
 qué esperaba
 ver?
 a los dos?
 a ella y a
 mi
 sentados
 en la esquina
 los espectros
 patéticos
 que reiteran
 una rutina
 para el teatro
 insomne de mi
 melancolía?
 a otros
 sentados
 en la misma
 mesa
 de los que inferiré
 quien sabe
 por semejanza quien
 sabe por diferencia
 la indiferencia de
 qué destino
 absurdo?

 la esperanza
 siempre tan confundible
 con la
 espera
 enreda lo visible
 con las alimañas
 que moran
 en nuestro
 interior.

 además,
 para qué?
 tengo que dejar
 fríos a los objetos
 fríos
 y no ensañarme
 con poblarlos de
 fantasmas.

4 comentarios:

Romina Ciaponi dijo...

Me gustó mucho, Debret.
Me gustan más estos más cortos -incluso rescato "la esperanza /siempre tan confundible/con la / espera". Pero bueno, lo que me gusta más a mí no importa ni debe importar. Ja. Saludos.-

May dijo...

Wow! no sé como llegué acá, pero fue lindo entrar a leer!

Mr. W dijo...

me gusto tu relato

Debret Viana dijo...

Romina. claro que importa. gracias por pasar.

May. las sendas más bonitas son a las que no sabremos cómo volver.

Mr. W. gracias