- Entonces vine a liberarla.
Si me decía que sí, ¿qué haría con ella? Si aceptaba todo, ¿adónde la llevaría? Fui afortunado: fracasé.
- El mundo de ahí fuera también es una cárcel. Al menos acá dentro no llueve ni hace frío.
Miré los muñecos y los mecanismos que nos rodeaban: todo estaba roto, nada funcionaba, y esa misma falla se adueñaba de nosotros, que de pronto no sabíamos ni qué decir ni cómo movernos.
"
De Santis, en El calígrafo de Voltaire
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