Pero, ¿qué hay de este propio hecho: ser poeta? Ese acto de escribir es un don, un don silencioso y misterioso. Pero ¿y su precio? De noche, la respuesta estalla siempre a mi vista con una claridad deslumbrante: es el salario recibido de las fuerzas diabólicas a las que se ha servido. Ese abandono a las fuerzas oscuras, ese desencadenamiento de las fuerzas mantenidas habitualmente al margen, esos abrazos impuros y todo lo que todavía ocurre en las profundidades, ¿qué se sabe además de ellos arriba, cuando se escriben las historias, a plena luz, a pleno sol?... ¿Queda alguna huella suya en la superficie? Tal vez haya además otro modo de escribir. Por mi parte, solo conozco este, en esas noches en que la angustia me atormenta al borde del sueño.
Kafka,
en el Diario
No hay comentarios.:
Publicar un comentario