6.4.07

Intervalo, excusa


No se trata de pereza. Me demoro, esta vez, fuera de Infimos Urbanos, con alguna justificación. Inmerso en el Festival Internacional de Cine Independiente (viendo un promedio de 5 películas por día, comiendo mal, durmiendo nada), estoy enredado en las páginas de lo que iba a ser un diario de viaje (el cine como viaje, extrapolación) y se volvió una celosa nouvelle que demanda la poca vigilia que resta entre película y película: una obrita leve que succiona la cansada sangre espesa de un cuerpo que solo funciona como antena de literaturas. Acaso sea alguna vez un blog: se trata de una obra que solo se puede escribir mal y rápido: esa concidencia con la estructura del blog reclama su pasaje a la virtualidad. Por ahora, apenas transgredir la ausencia para rectificarla con estas tibias palabras que la marcan y la anuncian (decir que ya sé que hay mucha correspondencia atrasada, y algunos cometarios sin respuesta: no se los libra a la deriva: todo será resuelto un poco más tarde, y, ya que estamos en la inflamable obsesión de la cinefilia, recordar a Godard, que decía:



"
El cine no forma parte de la industria de las comunicaciones ni de la industria del espectáculo, sino de la industria del cosmético, la industria de las máscaras. En el fondo, no es más que una pequeña sucursal de la mentira.
"


Esto, en las Histoire(s) du cinemá;





(aquí un fragmento, con una jovencísima Delpy que siniestramente se parece tanto a la protagonista ausente del relato Néctar de las cosas furtivas)

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y después del play, uno de los motivos por los que amamos el cine, una de las puertas primeras que abrí en la infancia, y, de repente, aprendí a llorar, extasiado de belleza y piedad...





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