La ausencia es el principio del mito. Fue necesario que se pierda (se evapore, se eleve, se oculte) el cuerpo del Cristo para hacer de él una Historia (literatura).
No es algo diferente lo que yo hago con los rumores de mis amantes perdidas, hechos de un viento - frígido, gélido - que parece que habla, que está a punto de hablar; y su discurso es como una música blanda, donde la Conciencia derrama sus cavernosas tinieblas y - casi - abre la máscara y delata las apariencias cómodas de mi cuerpo diurno.
La religión es inclinarse sufridamente ante una ausencia alucinada (idealizada), apretando contra el pecho una nostalgia hipotética de cosas que nunca pasaron.
Necesitamos refugiarnos bajo una trama superior. La religión nos ofrece el amparo de una estructura donde insertarnos. Si entramos en ella, estaremos “colocados”, no ya “a la deriva”, solos. No tan popular como el cristianismo, yo me someto a la religión de la nostalgia – la de La Amante Perdida (que es la pena contemporánea donde la angustia metafísica reposa estos días su eternidad) -. Las cosas que digo sobre ella son el evangelio. Las cosas que digo de mí son la oración, - mi plegaria-.
No es algo diferente lo que yo hago con los rumores de mis amantes perdidas, hechos de un viento - frígido, gélido - que parece que habla, que está a punto de hablar; y su discurso es como una música blanda, donde la Conciencia derrama sus cavernosas tinieblas y - casi - abre la máscara y delata las apariencias cómodas de mi cuerpo diurno.
La religión es inclinarse sufridamente ante una ausencia alucinada (idealizada), apretando contra el pecho una nostalgia hipotética de cosas que nunca pasaron.
Necesitamos refugiarnos bajo una trama superior. La religión nos ofrece el amparo de una estructura donde insertarnos. Si entramos en ella, estaremos “colocados”, no ya “a la deriva”, solos. No tan popular como el cristianismo, yo me someto a la religión de la nostalgia – la de La Amante Perdida (que es la pena contemporánea donde la angustia metafísica reposa estos días su eternidad) -. Las cosas que digo sobre ella son el evangelio. Las cosas que digo de mí son la oración, - mi plegaria-.
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el cuadro:
Monje a la orilla del mar; Friedrich
2 comentarios:
Mi primer silencio roto en esta bitácora será agradecerte que te hayas apuntado a POÉTICO BLOG. Un placer contar con alguien más.
Ahora te añadiré a la lista de miembros y después me quedaré leyendo algunos escritos tuyos.
Un abrazo, Debret.
La religión es la droga del pueblo, es necesaria de alguna manera, para darnos algún soporte técnico de lo que llamamos "alma"...Saludos Psuedocursis...También visita: http://letras-muertas2.blogspot.com/...hago relatos espero te gusten...
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