22.7.06

especulaciones autorreflexivas sobre la ausencia de J.

y es entonces un personaje de novela, un mutilado, un amputado
que se presenta en medio del escenario
y dice:



farsa


A las preguntas “¿por qué tantas palabras?” y “¿por qué no me pego un tiro?” he de decir:

Quiero sentir una vez la pasión en mi vida. Quiero una pena literaria, un amor (un dolor) que amerite una novela. Yo nunca amé a nadie. No busqué las mujeres que deseé (preferí verlas partir, atesorar su imagen): acepté las que fueron llegando; no supe decir que no a las que se quedaban: mi amor tenía la forma de la costumbre. Fui el amado; y no lo fui por virtudes mías, sino apenas porque no supe querer ni supe impedir que me quisieran (aun cuando tantas veces fue una carga). Nunca sufrí penas románticas: abandoné y fui abandonado sin que se trastornasen ni mi salud, ni mi conciencia, ni mi sueño. Entendí que la variedad de cuerpos donde el goce puede educarse, además de guardar una fragancia a tibio vértigo, tenía también un consuelo inmediato para cualquier desatino. La diferencia (la vanidad de la unicidad) inscripta en cada mujer era lo que me llamaba: esa diferencia me seducía como seduce una sirena, pero no me capturaba: por más fascinado que estuviese mi cuerpo – por más apresado – pronto se rendía cautivo del un nuevo canto de una sirena distante; la belleza siempre me ha parecido una condición de la distancia. Lo que me quedaba cerca me hastiaba; tal vez porque yo lo había tocado, (lo había mancillado).
Incluso J.

*

la máscara es el rostro



Al final de cuentas, este diario es – sí – una farsa. Pero que sea una farsa no implica que sea falso. Incluye la parodia de mí mismo. La tematización de mi perversión. Además, a medida que avanzo en la trama – en D., en J., en mí mismo – me voy creyendo la historia. Y la llego a extrañar de verdad, con toda la carne de la noche.
Quiero arder en este cuaderno. Que no haya sentido las cosas antes no me impide sentirlas ahora (sentirlas como ideas, como pensamiento). Decidí dejar de vivir: petrificarme en la ausencia de J. Si ella estuviese conmigo, mi amor sería imposible: se rompería de inmediato porque mi ansia es divina y J., terrestre. Pero su ausencia es celestial (fantasmática); a través de su falta me puedo contactar con todas las hipotéticas emociones que mi hastío me impidió. Necesito vaciar mi alma en las posibilidades de esta distancia. Lo que perdí – lo que no viví a tiempo – quiero que llueva sobre mí, que me asfixie de insomnio, que me destroce las puntas de las plumas convulsionadas sobre el cuaderno.
Por eso no puedo pegarme un tiro. Un tiro es el final de la farsa, es el territorio de la verdad. Y la verdad es, como lo exhiben Unamuno o Antonioni, una cuestión democrática. La verdad es siempre la verdad de los otros. Yo elijo sostenerme dentro de la farsa, porque solo allí puedo mirar el rostro terrible de las cosas, puedo enfrentar el vacío que impera sobre mi vida, mis días, mis cosas. Sólo allí se construye, con cada episodio, el paisaje cierto de mi alma, que se busca y se lastima para descubrirse y parirse en un mismo y sangriento acto.

No me divierto. No lo hago como un demiurgo que conduce los hilos de la trama: lo hago como un personaje de novela que no sabe que está en una novela, y padece los caprichos del destino, sometido a los vaivenes de la literatura.

*



y después las luces bajan
y detrás ya no queda nadie (palpable oscuridad)
como quien ha dado vuelta una hoja de un libro
y la encuentra vacía





25 comentarios:

Anónimo dijo...

Mera masturbación literario-mental.
Que repugnante tu imposibilidad de vivir la vida.
Para que estarlo si no se siente, sólo se reflexiona hasta el hartazgo (ajeno)?

Anónimo dijo...

y además, tus palabras son la prueba de que sucumbiste ante un abandono. No te preocupes, seguís siendo un ser humano, es casi natural.

Debret Viana dijo...

en realidad, usuario anónimo,se trata de un fragmento de un capítulo de una novela. por algún motivo, leer - y comprender aquello que se lee - cuesta mucho. no sé cuantas veces he insistido con el término de FICCIóN. y sin embargo, siempre hay alguien que malcomprende. la NOVELA explora ciertas cosas, que están puntualizadas dispersamente por el cuaderno que es Infimos Urbanos.

recomiendo,por la sanidad de todos, que no adjudiquen la vivencia de las ficciones sus autores.

en cuanto a esa "imposibilidad de vivir la vida" es un dilema ético, estético y metafísico.la reflexión es justamente el espiral por el cual se entra en contacto con la ausencia de sentido - el abismo - de las cosas.

Anónimo dijo...

1.Si es un diario, no es una novela. Si es un diario, deberás aclarar constantemente que se trata paralelamente de un diario "porodiador" de vos mismo.
2.Es inevitable la confusión y supongo que deberás hacerte cargo de este detalle.
3.Sea el dilema que sea, la imposibilidad es demasiado evidente, sólo la puse en palabras.
4.No intentes montar una suerte de "ejemplo de comprensión" de tus textos, me parece bastante iluso de tu parte. Otra consecuencia ante tanta metafísica y tanta AUTOREFLEXIÓN es precisamente esa (la más interesante): la variedad de interpretaciones, erradas o no, que provocan tus palabras en el otro. Pedís mucho.

Debret Viana dijo...

1- Es una novela, no es un diario. Esto se dice, y se insiste, mil veces a lo largo de la página. Que un personaje de la novela diga: esto es un diario no es suficiente para que le creamos. Creerle a un personaje ficticio es un principio de desequilibrio.
2- No es inevitable. Es simplemente uno de los costos de hacer ficción: que lean mal.
3-De la imposibilidad que pueda tener el autor, nada sabrás, puesto que el autor "no está aquí". Lo que sí hay es una tematización de esa imposibilidad inmersa en una red de ficciones. Es evidente su enunciación, pero no tanto su trabajo.
4-las interpretaciones que tengan los textos son diversas, y no pretendo regularlas. si de mí dependiese, que se lea lo que se quiera. lo malo es que solamente se comprende lo que se puede. y es un tanto molesto que se le pasen facturas al autor por los crímenes cometidos por sus personajes. es un triste declive de la ética estética: es absurdo adjudicarle juicios morales a un enunciado estético.

Debret Viana dijo...
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Anónimo dijo...

No son jucios morales y nadie pasa facturas.
Es una mezcla absurda entre la ficción y la "realidad" (aparente) que ocasiona inevitablemente reacciones adversas en el otro.
El autor SI está aqui, se filtra y aparece en el entramado de sus textos.
De todas maneras, siempre es un placer leer tu prosa y conviene aclararlo.
-Es la manera más bonita de darle un fin a este semi diálogo-. Saludos.

Anónimo dijo...

jaja
cuanta metafisica.... ME LA SUDA!!


y... si...
tenia que figurar

Anónimo dijo...

silencios rotos...
rotos por quien??
acaso el silencio puede romperse...
o es que debe romperse?

a algunas gentes, desde hace siglos, les perturba saber que el silencio ha sido violado...

pobrecitos. no entienden que es ahi donde, al fin, puede encontrarse la clave al misterio mas absoluto que poblo la mente (putrefacta) del ser humano.


firma: discipula de borges

Anónimo dijo...

Quien saludó cordialmente a Debret Viana para finalizar la pseudo discusión, aplaude a éste último usuario anónimo
(evidentemente proliferamos en las sombras)
y se va para siempre.

Debret Viana dijo...

1 - gente, qué es esto de enfatizar todos su condición anónima empleando el mismo nombre estereotipado? es un proyecto para la confusión! no reclamo que asuman sus identidades, pero al menos que vistan sus máscaras con elegancia y unicidad.
Si no, termino por no saber si estoy hablando con un extraño, un enemigo, un ventrílocuo, un heterónimo mía, una ex vengativa, etc.

2- al primer usario anónimo. Sí, el autor sí está aquí (aun cuando juegue a desaparecerse entre su prosa). Existe una identidad, falseada y manipulada. Pero esa identidad es máscara, y no es precisamente una máscara sencillamente decodificable - salvo que uno se empeñe en confundir autor y personaje(s)-. Mismo lo que se "filtra" del autor bien puede ser una puesta en escena, una trampa más (la extensión - hasta el delirio - de las fronteras de la ficción).
3- Pero se agradecen la colaboración, y las palabras amables.

Debret Viana dijo...

a la discípula de Borges: si el silencio se rompe, no sabemos. el escritor alza su palabra contra el silencio, ansiando intervenirlo. responderle tiene la mágia pagana de un diálogo: y eso es por lo menos una forma de doblar el silencio. pero por supuesto es en el silencio donde las cosas nacen; y sin el el hombre estaría condenado a una unidimensional secuencia de actos vacíos, incapaz de pensar, de soñar, de escribir o pintar, o derramarse sobre un piano (todas actividades que participan del silencio).
Y es posible que allí esté la clave (por lo menos el tao así declama). pero el silencio está lleno de asfixia, de bruma coagulada. y a veces es preciso decir algo. ese movimiento desesperado es la prosa de Debret Viana.

Debret Viana dijo...

al último usuario anónimo: para siempre? epa!

Anónimo dijo...

a ver... en lenguaje cavernicola y un tanto ebrio (de ahi es donde vengo)
"silencios rotos" y "si el silencio se rompe, no sabemos"
podrian sonar altamente contradictorias...
por que no pones directamente "silencios doblados" en ese interin en que la plebe tiene espacio para responder, ampliar, contrastar, refutar y etc toda tu verborragia retorica, siendo que el silencio "no sabemos si se rompe" (que facil que es lavarse las manos en esta vida... y todavia mas siendo un tremendo intelectual -oide -) ??????????

eh????????????

Anónimo dijo...

(Se cayó el mouse)
Mucha palabra bonita pero...
la explicación a los "silencios ROTOS" where is??
Don´t know it yet.
Ok...
Sin embargo querría (mos) (ambos anónimos prolifericos) que te lo tomes con soda pibe.
Guachín...estos son los gajes de tu metefísico oficio (esa!!) SALUD.
El objetivo de este juego es divertirse a cuestas de tu INDIGNACIÓN (palabra que usan las viejas de Santo Biasati y Beatrices Sarlos) ante tanta...tanto...tanto...ay no disculpáme...carezco de palabrerío para justificar mis miserias. Otros lo hacen muy bien. De eso se trata i guess.
Desde ya, sicerísimos saludos sonrientes.

Anónimo dijo...

No subestimes la percepción bien fundada de tu interclotutor/a.
A pesar de tu esfuerzo la máscara no es un código indescifrable. Ojo.
Los juegos y trampas que tu lenguaje propone no proporcionan una máscara de hierro.
Las piedras no miran, pero saben. Así somos.
Ahora asi, basta de perder el tiempo.

Anónimo dijo...

Y qué si se mezcla ficción y realidad?
Acaso no es lo mismo? Es ficción y realidad del autor puesto que nace de sí mismo y lo plasma en este espacio. Porque puedo o no tener que ver con la vida que podríamos ver si conocieramos al autor...
Es la inevitable interpretación del lector que decide creer que los textos tienen o no que ver con la vida de quien escribe...

Y Bonito, como siempre, yo creo que aca estás vos! Estas vos detraás de los textos que escribis y que publicas de tu creación o de otros autores, que terminan siendo un poco creaciones tuyas, dado que los elegis en un momento determinado de tu vida/blog.

Finalmente aparecí! y como lectora interpretante, elijo ser 3. Espero no prefieras mi ausencia...

Debret Viana dijo...

simulacro de respuestas:
a la primera única y elegante: realmente tenés ganas de cuestionar el nombre que tiene el link que lleva a los comentarios? en fin, yo prescindiré de ingresar en esa discusión. diré apenas, la tímida idea original: el blog - Infimos Urbanos - es en el silencio: se escribe, se teje, se urde en el silencio. la escritura es una actividad solitaria, hecha de silencio. siendo que el blog admite la participación de algún transeúnte virtual, y que los textos pueden ser, aunque más no sea de una vaga manera, intervenidos por la voz de un otro, ahí se cumple la ruptura del silencio.
supongo que nos encontraremos la próxima, cuando tenga que rendir cuentas por el color del título.

Debret Viana dijo...

a la tercera elegante y única (porque a la segunda no se le puede contestar nada), he de decir:
no es una máscara de hierro, es simplemente una máscara polisémica. triste sería el oficio de generar un disfraz cuyo único motivo sea el permanecer indescifrable. la idea - la belleza del asunto - está en componer una máscara capaz de producir decenas de lecturas, de forjar millares de interpretaciones. amparado por esa lógica, la verdad estará en perpetua fuga, y su único fundamento es estético.

Anónimo dijo...

"forjar millares de interpretaciones" ...hay que leer cada pavada.

Debret Viana dijo...

es cierto, upalalá, pero no era necesario que tu presencia exhiba un ejemplo.

Anónimo dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Anónimo dijo...

debret, realmente no deberías contestarles a idiotas de primer calibre como estos que no saben más que usar el término "intelectual" como algo despectivo (vivo rencor, por supuesto) y se encarnizan con detalles banales en lugar de disfrutar (o incluso, criticar, si pudiesen) una prosa fantástica, un espacio único. como siempre, te felicito por el blog, por los cuentos, por las fotografías, por todo el trabajo artístico. y, humildemente, recomiendo que no participes en estos dimes y diretes con gente de medio pelo. no favorece a la obra, es rebajarse. si hablasen de tu trabajo, si se elaborara una idea sobre lo vos hacés, estaría perfecto. pero es roña barata.
un abrazo. charles

Debret Viana dijo...

de acuerdo, charles. te contrato como respondedor oficial de infimos urbanos. lo cierto es que a los comentarios (buenos, malos, halagadores, insulsos, obtusos, absurdos, tontos) ya no sé cómo responder. no me llevo bien con las demandas sociales que ejercen el circuito artístico. encantadísimo te cedo el puesto.

Anónimo dijo...

charles, charles...usar el término "intelectual" como algo despectivo en algunos casos no está nada mal. deberías reconsiderar esa cosa del rencor.