De lo que había sido antes no quedaba nada. Apenas el reflejo de un cansancio, algunas manchas del tiempo en la ropa. Las suelas hinchadas. Supe, en seguida, que estaba, como siempre, en cualquier punto entre el principio y el final. Ignorar los pasos que me distanciaban de cualquier lugar volvía igualmente inútiles las direcciones posibles. Revisé los bolsillos: encontré que las cosas que traía conmigo no me alcanzaban para sobrevivir el camino (no importaba cuál tomase). Me senté donde estaba. Como había una fragancia a denso azul y a llanto coagulado, entendí que era el lado de adentro de las cosas.
Me quedé labrando un alma: tenía pocas cosas - retazos del que fui, palabras viejas que tendría que combinar de manera distinta, ojos hartos que tenían mucho que desaprender -, pero tal vez algún día llegue a enfrentar los nuevos abismos. O pueda, simplemente, seguir caminando por el borde, como si no los viese.
Era el lado de adentro de las cosas. Recuerdo la línea: la primera luz, la tiniebla visible. La recuerdo ahora: allí las cosas solamente sucedían; y sucedían todas como dentro de un grave acorde piano. La vida me quedaba - todavía - en una orilla lejana. Por las rendijas de la ventana ya me rayarían los ojos los ruidos diurnos. Me diría a mí mismo, cuando relatase el sueño al espejo del baño: otra vez soñé con lo que callo, con metáforas afiladas que no sabré dónde - en qué rincón de la realidad - acomodar sin que me pinchen, me reclamen, y me fuercen a pensarlas sin descanso. Pero por ahora, me sobraba oscuridad para empezar a mirarme un poco.
Era como un film de Lynch, pero demasiado cerca; y demasiado cierto.
*
5 comentarios:
... que jamas olvidaras.
Saludos
El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra
pucha!
Ese tipo de textos, ese tipo de textos, repite una vez tras otra.
Vago elogio merecido: su prosa es sublime, en esos textos.
ojalá, Ana. Pero no me consuela. sé que son los textos que escribo cuando no puedo escribir los textos que en verdad quisiera estar escribiendo (y, sobre todo, haber escrito)
Son los que más me gustan, probablemente por el vacío que reflejan, porque son las letras desordenadas del escrito perfecto que se escabulló de los dedos.
(En mi blog hay un reto para usted)
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