emboscada de los espejos: utilitaria la imagen, no solamente por el deleite estético, sino para enunciar de paso el necesario, inevitable narcisismo que implica abordar una página a la vez íntima y pública. El atributo perverso asoma cuando esta tibia denuncia, esta revelación de la conciencia multiplica el éxtasis exhibicionista. La única redención no puede darse desde mí: que no haya lectores; después de todo fotos dispersas de un alma a quién le pueden importar.