5.1.11

y paro de llover. minutos, nada más, duró la lentísima agua. y ese parar de llover es como el codo que borra lo que la lluvia casi nombra. y es también una forma de puntuar la nada. sería necesario alguien muy atento, muy insomne a lo sutil del reptar de la nada entre los intersticios de las cosas para afirmar que todo eso - la lluvia, y con ella el viento cansino, y el arbol de enfrente y la calle - realmente existió.

2 comentarios:

laveron dijo...

y, todo es una cuestión de fe...

Debret Viana dijo...

uf