underneath the stars
Floating here like this with you
Underneath the stars
Aligned
for 13 billion years
The view
is beautiful
And ours alone tonight
Underneath the stars
Spinning round and round with you
Watching shadows melt the light
Soft
shining from our eyes
Into
another space
Is ours alone tonight
Watching shadows melt
away, the waves break
And the waves break
Whisper in my ear a wish
"We could drift away"
Held tight
Your voice inside my head
The kiss
is infinite
And ours alone tonight
"We could drift away"
Flying here like this with you
Underneath the stars
Alight
for 13 billion years
The view
is beautiful
And ours alone tonight
Underneath the stars
with everything gone
And all still to come
Together as now
Forever as one
In each others arms
So near and so far
Together as now
Underneath the stars
As the waves break...
***
Eventualmente, habrá que agarrarse a trompadas con los poetas. Y con métodos que no escatimen en violencia dejar en claro que la poesía no es propiedad del verso. Ni del pasado. Cuando a Giorgio Agamben le preguntaron si seguía escribiendo poemas, dijo: claro que sí, mis libros de teoría. Por eso, si la poesía vale aun la pena no es la cosa muerta que atiborran los libros poco necesitados, ni las pavadas que leen los púberes en cada vericueto pseudo cultural que ocurre en los territorios ociosos del sistema. Está en las palabras que los alaridos de Robert Smith hilvana, está en las secuencias un poco estática y silenciosa de Kitano, está en los textos de Roland Barthes o de Jean Baudrillard, está en los conejos de la sit-com de Lynch, es los gags de Woody Allen, en los silencios incómodos de Ricky Gervais, en casi cada cosa que cante Thom Yorke, y en la tristeza célibe de Morrisey, y en las viñetas de Neil Gaiman o de Art Spiegelman, y en la visceralidad de Frank Miller o Tarantino, en la prosa de Alessandro Baricco y de Aira, y en los laberintos de Spregelburd, y en la manera en que Stephen Hawking explica el tiempo y en la manera en que Phillip Dick dobla el tiempo, y en los ojos de Modigliani o los pincelados furiosos de Vincent, y en los delirios de Alan Moore y en la vocación por el extravío y la convivencia con el enigma que significó Lost, y las vicisitudes vertiginosas de Jack Bauer, y en el caracter de permanente desubicado de Larry David, y en las clases de Literatura del siglo XX de Link, y en lo innecesario de las palabras en Kim Ki Duk y en el fervor por el melodrama en Wong Kar Wei, y en la lucidez del germen de la violencia en Haneke, y en la voz corroída de Tom Waits, y en cualquier cosa que haga Nick Cave, y en la cognición del yo contemporáneo que sufre y discurre en Zambayonny, y en el piano de Amanda Palmer, y en todo lo que desmembra Godard, y en las grabaciones que me quedan de Fernando Peña, y en el disparate normativo de Dr Who, y en la lectura de los textos elusivos de Foucault, y en la manera en que todo se rinde ante Sigur Ros, y en la travesía del derrumbe que es El Salmón, y en la inhumana velocidad de Messi, y en la mera presencia de Roberto Benigni o en la ansiedad de esperar el próximo film de Nanni Moretti, de Greenaway, de Svankmajer, y bueno: en alguna que otra conversación trasnochada con algún amigo y en todo todo todo lo que quede por descubrir.
La poesía,
emancipada, no ha
de circunscribirse
al verso.
Pero no, no voy a continuar una enumeración que lindaría con lo inacabable. Aunque sí creo que esto significa que la informalidad tendrá su forma y su lugar, y abriremos un día de estos un par de secciones, a saber (y a falta aun de un título apropiado): 1- diario de un lector; 2- diario de un televidente; 3- diario de un cinéfilo; 4- diario de un melómano; 5- etc.
No está mal, cada tanto, que un blog atento a la cadencia con la que el viento mueve las cosas muertas, documente detalles de lo vivo.