5.11.07

farsa

No puede escribir. No le sale. Se sienta frente a la página, se fuerza ante la blancura del principio. Y nada. Como es un escritor siente el imperativo de la escritura. Sabe, cuando camina por la calle, que los demás lo miran, y que esa mirada despectiva parte de un solo hecho: elloa saben que él no ha escrito. Saben que lleva mucho sin escribir. Que esta a la deriva. ¿Que hace entonces? Va hacia atrás, a los cajones de escritura antigua, cuando no se daba cuenta de que estaba escribiendo y entonces podía escribir. Y busca un texto que escribió en uno de esos momentos en que no podía escribir. Lo agarra, lo corta y lo pega aquí. Farsa.

Mi melancolía; mi monotonía: mi lobotomía

No estoy escribiendo. Todo – estas palabras – suceden en la no-escritura. Me dirán: el viejo truco de escribir que no se puede escribir, y entonces ya haber escrito. No; si pudiera escribir, escribiría otra cosa. Porque no puedo escribir escribo esto. Si pudiera escribir escribiría ficciones. Detrás de ellas puedo ocultarme. Las ficciones exhalan fragancias preciosas que embriagan mi alma y me distraen de la urgencia de mi melancolía. En cambio estos fragmentos torpes, esta prosa reseca revelan, exhiben, prostituyen piezas sueltas de mis devaneos. No; esto no es escribir. Es mover la pluma por la hoja mientras ansío que algo me interrumpa. Los garabatos que surgen son siempre iguales. Lo que hago es expandir la escenografía de mi fracaso. Vivo, mientras tanto, mi vida como quien recién ha llegado a un país extraño. Me ocupo de ver cómo se mueven las luces por las cosas. Sí: tareas de encarcelado (después de todo nunca supe salir de mí; aunque, precisamente porque me conozco, bastante seguido me veo y me desconozco: pero no es lo mismo, no es que haya salido: es ser yo - todavía yo - y que mi pasado sea alguien, algún otro).

Si, en cambio, pudiese escribir, sería distinto. Mis cadenas no se modificarían, pero la literatura es el único narcótico que me priva de tener que sentir mi cuerpo, mi hastío y la manera
en que las horas intensifican las muecas grotescas que mi alma hizo alguna vez, parodiándose.

1 comentario:

El Autor dijo...

Che muy bueno esto último q acabo de leer, caí aca de casualidad leyendo tu critica en un blog de mierda donde me ahorraste el aceite de los dedos.