20.9.09

roadkill

II

A veces, dejo delirar mi insomnio. Me es fácil vivenciar el naufragio de mi efímera terrenalidad. El extasis del extravío ocurre entre imágenes banales de otras vidas que ignoro (y bullen, como una visión frágil e intermitente, en la retina de mi ojo cerrado). Cuando regreso, ese contacto con la otredad total (que mora en mí, de algún modo, o que en mí tiende un puente o una pared con un agujero por la que me es dado entrever siluetas y sombras) frustra mi concepción de identidad. ¿Quién soy? Me pregunto eso, de vez en cuando. Quien soy, además de alguien que gusta en demasía abrir paréntesis longevos. Durante un época pude decir yo. Luego, solo balbuceaba. Ese fue mi período más honesto. Últimamente, me respondo: "nada: un estilo que narra esa nada".

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