Dolor de muelas. La noche se ahonda. Pasan más lento las cosas - presiento el tiempo en mi cuerpo -. Ni siquiera en el sueño me evado del dolor: no duermo, o me despierta el dolor, o sueño que me duelen las muelas y que no puedo dormir. Es cierto que nadie ha muerto de un dolor de muelas. Pero también es cierto que nadie puede vivir así. Concluyo que estoy en un sitio enrarecido. Herido de una herida que no encalla en la muerte, y entre tanto, explayándome en una agonía que impide todo atisbo de vida. Conozco ese lugar: es la escritura (tal vez por eso es que escribo otra vez, después de tanto tiempo). Y sin embargo, ahora es peor: saldré de la escritura para seguir en ese espacio inconcluso, ilimitado. El dolor de muelas; el laberinto del tiempo; mi cuerpo insepulto.
.Errar.
los infinitos
capullo de los intersticios.
Errar.
2 comentarios:
Hace cuanto no pasaba por acá!. Dejé de encontrarlo como la primera vez que pase, así que le dí tiempo...hoy vuelvo y esta usted presente. Cuando comencé a leer me dije: El dolor de muelas es responsable de encontrarme hoy con un escrito. Pero bajo y ya me pregunto si es que ha regresado con sus casi inconclusas cavilaciones, con la presencia de la "soledad" a sus espaldas...contándole historias al oído cuando intenta dormir?
Es que ha vuelto Debret Viana?, me gustaría volver a estremecerme con sus escritos..
Debret Viana ha sido devorado por su propia fauce de esperanza; y le pasará a todo escritor que no se tire del noveno piso sin reír; el sentido es parir, construir un puente en llamas, ser despiadado y secarse la frente con la falda de una Musa muerta.
El profundismo recicla la palabra, le guiña un ojo a los asmáticos y revienta los mitos.
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