6.4.05

starry night, munch (abyss i see)




Ejemplo de la tristeza

A mitad del poema "A volta da mulher morena", de Vinicius de Moraes, lo interrumpió el estruendo del teléfono. Era su amante. La que más profundo se había hundido en él. Esa vez hablaron cosas que se hablan. Cosas comunes, perdidas. En el vértigo de los días se fueron separando; se volvieron ajenos hasta diluirse. El viento ya borró sus caras, sus hábitos.

Pero

todavía, de siglo en siglo, él abre ese libro - como una religión - y empieza a leer, otra vez, el mismo poema, queriendo que no acabe aun (que no acabe siempre). Ansioso de una interrupción el segundero del abismo trastabilla, falsamente. A veces hay ecos, o sombras furtivas, o regresan imagenes ajadas de nostalgias antiquísimas, o es el viento, que hace gemir al silencio en la noche vasta, o el ardor del deseo, que hace temblar a las hojas tímidas de los arboles nocturnos - como pétalos de fiebre -; pero nada más.
Porque ya no queda nadie en el mundo.