Lo verdaderamente extraño
Está en las cosas inmóviles
Aquellas que no fueron
Afectadas del todo
Por la extrañeza que sobrevino.
Esas cosas de las que una faz
Permanece intacta
Ese trozo de abismo
Esa fibra donde se ha grabado
La fragancia de lo que era nuestra vida
Antes de que lo extraño ocurriese
Eso lo desmorona todo.
Yo podría vivir en el infierno
Y pasar por las diversas agonías
Como si fuesen medidas del tiempo de los días
Lo difícil, lo imposible es
Vivir en el infierno acuchillado por un souvenir
De otra vida donde los días eran dichosos y amables
Y mis camisas estaban planchadas
Y ella – que ya no tiene nada que ver conmigo -
Había cocinado algo para la cena
Y yo había descargado una serie
Que veríamos juntos.
Ahora son las tres de la mañana
Y me siento en mi sofá bordó de siempre
A escribir una monografía
Sobre algún evento intrascendente
De la historia de la literatura; pero
Tropiezo
Porque el sofá es el mismo
Pero la casa no.
Lo sentí
Cuando encontré mi hueco en el sofá
El mismo que ocupé los últimos siete años
Y apoyé sobre mis piernas la computadora
Y casi estaba por empezar a escribir cuando
El gesto familiar me traicionó
Al devolverme otra imagen que la esperada
Cuando levanté la vista de la página blanca del Word.
No era mi casa, de la que me fui, donde quedó ella
Sino mi nueva casa, en la que todavía era, en buena
parte
Un extraño.
Ella no estaba en la habitación contigua, durmiendo
Como cada vez que yo me quedaba casi toda la noche
Escribiendo.
No iría, después del texto, a acostarme junto a su
cuerpo
Desnudo y cálido, salpicado un poco por las primeras
luces
De la mañana. Mi mano no se cerraría esta noche
- y ninguna otra – sobre su teta izquierda, que era
más grande.
Nada de lo que fue, será otra vez.
Y yo estaba bien con todo eso, porque había huido
Hacia adelante.
Había reemplazado esa vida con otra vida.
Y estaba tan ocupado con mi nueva vida
que el pasado
había quedado en el pasado.
Pero lo que fue y no será
Es pestilente y afilado
Y en el sosiego del ajetreo de los días
Emerge y lacera.
Me senté en el sofá y mi vida
Estuvo de súbito incompleta
Porque el sofá era parte de la otra casa y de la otra
vida
Y no puede ahora venir a esta vida
Sin manchar con las visceras de la otra vida de la fue
arrancado.
Tendré que tirarlo.
Es una pena, porque es tan cómodo
Y nos llevamos tan bien, tantos años.
Pero está enfermo y me enferma.
No sé por qué todavía me siento de mi lado
Y no en el centro.
No sé por qué le guardo el lugar no sé por qué
Me parece a veces, cuando respiro de la página
Y mis ojos buscan la ventana, para pensar, no sé por
qué
Casi me parece que la veo
Una silueta de mujer aburrida que me mira escribir
Y se desvanece antes de que pueda pronunciarla.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario