4.12.04

how to rule in the ruled universe

Mandar y obedecer son lo mismo.

La tentación por el poder (y su consecuente corrupción) es el explícito derivado de haberse rendido a la dialéctica del amo: es decir, haber obedecido, haber hecho culto de los roles, haber - acaso secretamente – reproducido la putrefacta cultura del esclavo.
Pero, nunca olvidar la trampa: mandar es ser un esclavo: se requieren aquellos que obedezcan para efectivizar el rol. Quien manda se somete no solamente a una cultura, sino también a aquellos a los que ordena, pues son imprescindibles para que su rol sea legitimo, y permanentemente legitimizado (actualizado).

El poder esclaviza: no importa quién lo detente.


(en este momento un policía impide a un muchacho la siesta en un parque. Siento pena por el policía, su función, su símbolo, su subordinación y toda la civilización. Pensar que hemos organizado las naturalezas y estructurado todos los recintos del día para lograr que los parques sean protegidos del sueño de cualquier pasante. Como si todo complotara para cerrarnos en la vigilia... ¡qué inmensa tristeza!)