11.2.05

"Era como si alguien, como si una horda desesperada abriera las puertas y las cerrara, brusca y secamente, una y otra vez. Era como una tormenta de puertas que estallaban. Supe que yo estaba dentro de un sueño. Una pesadilla. Caminé los bordes de ese laberinto: sentía como si todo estuviese a punto de desintegrarse: las paredes, el suelo, las yemas de mis dedos, las pupilas añejas inscriptas en mi cansanda memoria. Las puertas, de madera ajada algunas, otras -como el insomnio- de hierro, salvajemente parecían como un coro bélico, o mortuorio. Decidí no quedarme quieto; si esto es una pesadilla, me dije, nada puede pasarme. Decidí indagar los espacios de mi sueño: yo necesitaba encontrar la piel del horror que volviera de una vez intolerable este sitio: estallar hacia la vigilia, el puente de regreso. Pero mi pesadilla era el presagio del miedo, la permanentemente actualizada promesa del espanto. Nada sucedía; y el delirio era el de la ansiosa espera, con la terrible sensación de que siempre el instante próximo sería el del golpe definitivo. Pensé: este es el horror total, el verdadero infierno, la viva muerte. Y seguí esperando, con las uñas listas."
Dreams of the return; fragmento