Los otros disfrutan de la abundancia:
sólo yo parezco necesitarlo todo.
Mi espíritu parece un loco desatino,
¡un mundo propio de ignorancia y confusión!
Los triviales resplandecen como oros:
sólo yo encarno en gris.
Los vulgares disciernen como sabios:
sólo yo perduro en la torpeza;
displiciente, como quien se oculta;
sin gobierno al que asirse a la vida.
Todo el mundo parece tener metas;
sólo yo padezco de deslucido y tosco;
sólo yo soy otro que los demás.
(...)
Tao-Te-King
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