Postergar indefinidamente la cognición del objeto, enredar los hilos que conducen al origen, pactar con el extravío, la disolución y la ilusión la cercanía de cada sombra que entrevimos detrás de los velos que nunca escondieron nada, pero fueron solidarios con el sueño: ese es el destino silente que yace en todo: el culto a las apariencias diferidas.
Cabe sufrirlo, o hacer de él una estética.
2 comentarios:
impecable as always, pero el [desde el ipod] es sumamente anti-estético,Mr.
Muchas gracias, señorita. Pero esa inscripción es involuntaria, y es parte de los costos de aliarse a la tecnología.
Aun así, no sea envidiosa. Ya tendrá uno usted misma.
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